La policía carece de pistas sobre la matanza en un restaurante de Chicago

Un suceso escalofriante que recuerda a la célebre matanza del Día de San Valentín estremeció ayer a los habitantes de la ciudad de Chicago. Siete personas aparecieron muertas, algunas encerradas en el frigorífico, en un restaurante de comida rápida del barrio de Palatine sin que la policía haya sido capaz de establecer hasta ahora las circunstancias del crimen ni la más mínima pista sobre sus autores.

El múltiple asesinato ocurrió en la madrugada del domingo en un local de comida rápida del barrio de Palatine, un entorno residencial de clase media situado al noroeste de ChIcago, en el E...

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Un suceso escalofriante que recuerda a la célebre matanza del Día de San Valentín estremeció ayer a los habitantes de la ciudad de Chicago. Siete personas aparecieron muertas, algunas encerradas en el frigorífico, en un restaurante de comida rápida del barrio de Palatine sin que la policía haya sido capaz de establecer hasta ahora las circunstancias del crimen ni la más mínima pista sobre sus autores.

El múltiple asesinato ocurrió en la madrugada del domingo en un local de comida rápida del barrio de Palatine, un entorno residencial de clase media situado al noroeste de ChIcago, en el Estado de Illinois, en el medio oeste norteamericano.Entre los muertos, cuya identidad no ha sido todavía revelada por las autoridades, parecen encontrarse los dueños del restaurante, un hombre y una mujer; otro adulto, al parecer el cocinero, y cuatro adolescentes, alumnos de un colegio cercano y que trabajaban como camareros No han sido encontrados testigos ni nadie que puede dar una idea de lo que ocurrió dentro del establecimiento y que terminó de forma tan trágica.

Los cuerpos de las siete personas muertas a tiros fueron encontrados a las tres de la mañana del sábado, después de que los padres de una de las víctimas preocupados por la tardanza en el regreso de su hijo desde el trabajo, avisase a la policía. Algunos estaban en el frigorífico.

Cuando los agentes llegaron al local, perteneciente a la cadena de restaurantes Brown's Chicken and Pasta, encontró los siete muertos y algunos de sus coches estacionados en la puerta del restaurante. Entre los automóviles estaba la camioneta de los dueños. Uno de los empleados del local que esa noche se había tomado el día libre explicó que nunca se habían registrado incidentes violentos en ese restaurante, situado en un barrio tranquilo y seguro.

Nadie es capaz de explicarse qué pudo desencadenar esa matanza, ni si ésta está relacionada con los dueños del restaurante o con los jóvenes que allí trabajaban. El establecimiento solía emplear a muchos jóvenes de un cercano instituto de enseñanza media como parte de un programa de trabajo juvenil. Esa forma de empleo es muy habitual en las ciudades de Estados Unidos.

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