Cartas al director

Iberia y Aerolíneas Argentinas

La operación de compra de Aerolíneas Argentinas por parte de Iberia se ha convertido en la mancha negra de España en Argentina. No hay explicaciones del Gobierno argentino, ni de los directivos de Iberia. La gente da por supuesta una maniobra de alta corrupción, que nadie desmiente ni investiga. La realidad es que el servicio se ha deteriorado de una manera inimaginable, aumenta el ritmo de los "problemas técnicos" que suelen ocultar accidentes (que por suerte, no son fatales), el personal hace paros y huelgas permanentes, la puntualidad ya no existe, etcétera.La mejor prueba es que ante la te...

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La operación de compra de Aerolíneas Argentinas por parte de Iberia se ha convertido en la mancha negra de España en Argentina. No hay explicaciones del Gobierno argentino, ni de los directivos de Iberia. La gente da por supuesta una maniobra de alta corrupción, que nadie desmiente ni investiga. La realidad es que el servicio se ha deteriorado de una manera inimaginable, aumenta el ritmo de los "problemas técnicos" que suelen ocultar accidentes (que por suerte, no son fatales), el personal hace paros y huelgas permanentes, la puntualidad ya no existe, etcétera.La mejor prueba es que ante la temporada del verano argentino y con una moneda sobrevaluada que hace muy barato viajar al exterior, en ninguna compañía aérea se consiguen reservas, y en Aerolíneas Argentinas sobran: la gente tiene miedo de viajar. Los agentes de viajes son los primeros en advertir a sus clientes de los riesgos diversos que afrontan, y en el tema seguridad y cancelaciones el público no quiere riesgos.

Las múltiples inversiones españolas en Argentina han creado gran expectativa, y algunas empresas responden a ella con mucha dignidad, como Telefónica, que mes a mes deja sentir un pequeño avance en la calidad de un servicio que aquí era desastroso.

¿Pero qué pasa con Iberia? La gente se pregunta por qué la compañía no hace una declaración pública explicando cuáles son los inconvenientes que ha encontrado en la empresa. Al responder con el silencio, se fortifica la casi seguridad de una maniobra comercial oscura, en un país en el que la transparencia en las grandes operaciones de privatización ha desaparecido.

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Al ser Iberia una empresa del Estado español, existen razones políticas que obligan a una debida aclaración. Aquellos que nos sentimos ligados a ambos países, por razones de nacimiento o afectivas, también quisiéramos explicaciones que permitan limpiar un asunto tan bochornoso.-

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