Cartas al director

Tolerancia y democracia

La actitud discriminatoria de una buena parte del pueblo español con los inmigrantes es una intolerable realidad que choca frontalmente con la aspiración de este país de ser plenamente democrático. Igualmente, la postura ambigua y pasiva del Gobierno es culpable del desprecio con que se les trata a los inmigrantes por parte de los cuerpos de seguridad del Estado, así como de la imagen de una España insolidaria que se extiende por toda Latinoamérica.La falta de educación en los principios democráticos de una gran parte del pueblo español es responsable del trato vejatorio que reciben los inmigr...

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La actitud discriminatoria de una buena parte del pueblo español con los inmigrantes es una intolerable realidad que choca frontalmente con la aspiración de este país de ser plenamente democrático. Igualmente, la postura ambigua y pasiva del Gobierno es culpable del desprecio con que se les trata a los inmigrantes por parte de los cuerpos de seguridad del Estado, así como de la imagen de una España insolidaria que se extiende por toda Latinoamérica.La falta de educación en los principios democráticos de una gran parte del pueblo español es responsable del trato vejatorio que reciben los inmigrantes en la vida cotidiana española, peor aún si cabe, que el hecho aislado y criminal del asesinato de Lucrecia Pérez. Sólo basta leer y oír los comentarios de los propios inmigrantes, en todos los medios de comunicación, sobre el trato que reciben en España.La manifestación del día 21 de noviembre en Madrid en contra del racismo demostró la insolidaridad que existe en este país con el inmigrante, ya que la cifra de 15.000 personas asistentes a la misma es vergonzosamente minoritaria para una manifestación de desagravio en una ciudad de, cinco millones de,personas

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