XENOFOBIA EN EUROPA

Manifestaciones de repulsa en varias ciudades

"Me averguenzo, me avergüenzo", decía ayer el escritor Günter Grass, que vive muy cerca de Mólln y que había acudido a la ciudad. En Berlín, en la Ku'damm, la avenida comercial del centro, se organizó rápidamente una manifestación de duelo a la que acudieron más de 5.000 personas. Los manifestantes impidieron hablar a un representante del Gobierno a los gritos de "hipócrita". En muchas otras localidades de Alemania como Francfort y Kiel se celebraron manifestaciones similares.El mortífero fin de semana dejó estupefacta a la clase Política alemana que, tal vez ingenuamente, creía haber exorciza...

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"Me averguenzo, me avergüenzo", decía ayer el escritor Günter Grass, que vive muy cerca de Mólln y que había acudido a la ciudad. En Berlín, en la Ku'damm, la avenida comercial del centro, se organizó rápidamente una manifestación de duelo a la que acudieron más de 5.000 personas. Los manifestantes impidieron hablar a un representante del Gobierno a los gritos de "hipócrita". En muchas otras localidades de Alemania como Francfort y Kiel se celebraron manifestaciones similares.El mortífero fin de semana dejó estupefacta a la clase Política alemana que, tal vez ingenuamente, creía haber exorcizado los demonios del odio racial y los fantasmas del neonazismo tras las multitudinarias manifestaciones de las últimas semanas y la decisión del partido socialdemócrata (SPD) de aceptar un cambio en el derecho de asilo para contener el enorme flujo de refugiados que este año superará el medio millón.

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Pero ahora, con cinco muertos más y un promedio de cinco ataques contra extranjeros por día, parece ya claro que la polémica artificial creada por la clase política sobre el derecho de asilo no ha hecho más que envalentonar a los matones fascistas.

'Es una vergüenza para cualquier ser humano decente. Espero que los culpables sean detenidos rápidamente y se les condene con toda la dureza de la ley. Es un acto de brutalidad incomprensible para la Humanidad", señaló ayer el canciller Helmut Kohl. Todas las declaraciones de los políticos desprendían el mismo tono de impotencia.

El embajador turco en Bonn, Onur Oeyrnen, que acudió al lugar de los hechos, dijo que los casi dos millones de sus conciudadanos que viven en Alemania se sienten .amenazados.

En opinión de Onur Oeymen, "esto ha sido un ataque indiscriminado contra los turcos, no se trata de una campaña contra los peticionarios de asilo, sino contra todos los extrarijeros".

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