Un acusado del 'crimen de Orozko' asegura que confesó sin ahogado

Mariano Urkijo, uno de los 11 acusados por el crimen de Orozko y cuyas declaraciones permitierton impulsar tras seis años de silencio la investigación de la muerte de un guarda forestal en Orozko (Vizcaya), reconoció ayer en la Audiencia de Bilbao que los agentes de la Ertzaintza (policía autónoma vasca) le ayudaron a superar la amnesia que sufría para reconstruir las circunstancias que rodearon el suceso e identificar al resto de los implicados. Aunque afirmó que no se sintió "presionado por la policía", Urkijo dijo en el comienzo del juicio que siempre prestó declaración sin la ob...

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Mariano Urkijo, uno de los 11 acusados por el crimen de Orozko y cuyas declaraciones permitierton impulsar tras seis años de silencio la investigación de la muerte de un guarda forestal en Orozko (Vizcaya), reconoció ayer en la Audiencia de Bilbao que los agentes de la Ertzaintza (policía autónoma vasca) le ayudaron a superar la amnesia que sufría para reconstruir las circunstancias que rodearon el suceso e identificar al resto de los implicados. Aunque afirmó que no se sintió "presionado por la policía", Urkijo dijo en el comienzo del juicio que siempre prestó declaración sin la obligada asistencia de un abogado. "Si yo no hubiera hablado con la Ertzaintza hoy no estaríamos aquí" subrayó.Urkijo, de 39 años, abrió ayer el turno, de declaraciones de los 11 inculpados en la primera sesión del juicio por la muerte del guarda forestal Aureliano Letona, ocurrida en la madrugada del 6 de febrero de 1981 en una zona rural de Orozko. Según el fiscal, antes de morir por un golpe en la cabeza con un atizador de cocina, Letona sufrió múltiples agresiones y vejaciones en un bar donde se habían reunido varios grupos que celebraban la fiesta de Santa Águeda consumiendo grandes cantidades de alcohol.

A Letona le pegaron, le cortaron el pelo con una tijera de esquilar ovejas, recibió golpes, y fue desnudado de cintura para abajo. En un intento de huir de sus agresores, según el fiscal, uno de los procesados le puso la zancadilla. Aprovechando la caída, otro acusado le propinó el golpe que acabó matando al guarda forestal. Desde el bar donde estaba y aún con vida, Letona fue llevado al exterior del local y, posteriormente, "introducido ya cadáver" en un vehículo en que se le traslado hasta un Land Rover. En el todoterreno, cuatro de los acusados, entre ellos Urkijo, se dirigieron hasta un paraje apartado, donde abandonaron el cadáver a la orilla de un río.

Las declaraciones de Mariano Urkijo ante la Ertzaintza fueron la clave de la reapertura del sumario por la muerte de Letona. Las primeras indagaciones realizadas por la Guardia Civil habían resultado infructuosas.

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