La Moncloa impone el envío de 700 legionarios a la guerra de Bosnia, pese a las reservas de Defensa

Un batallón de Infantería compuesto por casi 700 legionarios partirá a principios de noviembre hacia Bosnia-Herzegovina, con la misión de escoltar los convoyes de ayuda humanitaria a través de los 130 kilómetros de carretera que separan la localidad de Mostar de la sitada capital de la ex república yugoslava, Sarajevo. La opinión de La Moncloa y de Exteriores se ha impuesto a las reticencias del Ministerio de Defensa, que considera la misión como de "alto riesgo". Los mandos militares han conseguido elevar sustancialmente el contingente inicial de entre 300 y 400.

Los responsables del M...

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Un batallón de Infantería compuesto por casi 700 legionarios partirá a principios de noviembre hacia Bosnia-Herzegovina, con la misión de escoltar los convoyes de ayuda humanitaria a través de los 130 kilómetros de carretera que separan la localidad de Mostar de la sitada capital de la ex república yugoslava, Sarajevo. La opinión de La Moncloa y de Exteriores se ha impuesto a las reticencias del Ministerio de Defensa, que considera la misión como de "alto riesgo". Los mandos militares han conseguido elevar sustancialmente el contingente inicial de entre 300 y 400.

Los responsables del Ministerio de Defensa se han mostrado muy reticentes al envío de soldados españoles a Bosnia, ante la falta de unas mínimas garantías de seguridad para los participantes en la operación.El propio ministro Julián García Vargas declaró el pasado día 23 en Sevilla que no enviaría soldados a Bosnia hasta que no tuviera "la certeza" de que el riesgo no superaría "lo razonable"; es decir, hasta que no hubiera un alto el fuego.

Mandos militares subrayan lo delicado de la misión, pues se trata de "mantener la paz en un lugar donde la paz no existe" y con un volumen de fuerza (6.000 soldados en total enviará la ONU) claramente insuficiente para imponerse a los contendientes.

Los expertos temen que alguno de los grupos guerrilleros enfrentados ataque deliberadamente a las tropas extranjeras para forzar la internacionalización del conflicto, como ha sucedido ya con los cascos azules destacados en la zona.

Aunque las garantías de seguridad no se han conseguido, el Gobierno ha decidido enviar un batallón de Infantería a la ex república yugoslava. En la decisión ha pesado decisivamente la opinión de Presidencia del Gobierno y del Ministerio de Asuntos Exteriores, partidarios de cumplir los compromisos adquiridos con la ONU, sobre todo en un momento en que España está en plena campaña para conseguir un escaño en su Consejo de Seguridad.

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Croatas y serbios

Defensa ha logrado, sin embargo, elevar el volumen del contingente, que estará entre 600 y 700 soldados, en lugar de los 300 a 400 inicialmente previstos. Los oficiales españoles que visitaron Bosnia en septiembre ya aconsejaron aumentar las tropas, tanto para facilitar su autoprotección como para organizar los relevos.

García Vargas, que se reunió ayer con el jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Gonzálo Rodríguez Martín-Granizo, para ultimar los planes, ya adelantó el miércoles por la noche, a su regreso de El Salvador, que se incrementará "en unos 200 hombres" la cifra inicial de 300 o 400.

El aumento del contingente ha venido provocado por la amplitud de la zona adjudicada al batallón español, unos 135 kilómetros de carretera entre las localidades bosnias de Mostar y Sarajevo, que tendrá que defender en solitario y sin el apoyo de ningún otro país, como al principio se pensaba.

Los legionarios deberán escoltar los convoyes con ayuda humanitaria, procedentes del puerto croata de Split, durante este trayecto y entregarlos a las fuerzas de la ONU destacadas en Sarajevo. También tendrán que proteger, eventualmente, el paso ' de camiones con prisioneros liberados. La carretera ha sido minada en numerosas ocasiones y en sus márgenes operan, de un lado, las guerrillas serbias y, del otro, las del Consejo de Defensa Croata (VHO), enfrentadas entre sí.

Las tropas españolas partirán, por vía marítima, a principios de noviembre y, según la comunicación remitida por el Gobierno a la ONU, permanecerán inicialmente en la zona durante cuatro meses, hasta finales de febrero, cuando concluya el mandato de la misión de la ONU en Yugoslavia (Unprofor), que con toda seguridad será prorrogado.

El plazo unilateralmente fijado por el Gobierno español, ante la inconcreción de la ONU, coincide también con la fase más dura del invierno bosnio, que puede diezmar aun más que la propia guerra a la población civil.

Los casi 300 nuevos soldados que se sumarán a los que, desde principios de septiembre, venían adiestrándose en el campamento Álvarez de Sotomayor, en Almería, procederán en su mayor parte del tercio de la Legión de Melilla, según fuentes militares. También se reforzará el contingente con un escuadrón de la Brigada de Caballería de Zaragoza.

Cuartel general

En Almería se encontraban ya 300 legionarios, 100 paracaidistas -especialistas en apoyo logístico o zapadores- y medio centenar de miembros del Regimiento de Comunicaciones Tácticas, con base en El Pardo (Madrid). Muchos de ellos disfrutan actualmente un permiso que concluirá el día 13.

La semana próxima viajarán a Bosnia 14 legionarios que, con dos vehículos ligeros, inspeccionarán la zona adjudicada a España. Buena parte de la carretera discurre por el valle del río Neretva, por lo que el clima es relativamente benigno.

Desde principios de semana se encuentra en la zona el general de brigada Luis Martínez Coll, responsable de la sección de operaciones del Estado Mayor del Ejército de Tierra, que ha sido designado segundo jefe de las fuerzas de la ONU en Bosnia, al mando del general francés Philippe Morillon.

Un total de doce oficiales españoles se incorporarán en breve al cuartel general de los cascos azules en Sarajevo.

Las armas como último recurso

Las reglas de enfrentamiento que deberán seguir los legionarios españoles enviados a la guerra de Bosnia, pactadas con Naciones Unidas, detallan que las armas sólo podrán utilizarse "en caso extremo " y que, aun así, habrá que emplear "la fuerza mínima necesaria" para atajar la amenaza.Además de hacerlo en legítima defensa, los cascos azules podrán abrir fuego en primer lugar para cumplir su misión; es decir, para franquear el paso a los convoyes con ayuda humanitaria. Esta última posibilidad parece muy remota, pues la decisión de emplear las armas para abrirse camino sólo podrán adoptarla los responsables del Cuartel General de la ONU en Sarajevo.

Los mandos de los distintos contingentes nacionales sólo podrán, sin alguien obstruye la carretera, emplear sus dotes de persuasión o de intimidación, pero no utilizar la fuerza sin autorización superior. Se trata de evitar, en lo posible, un incidente indeseado que convierta a los cascos azules en parte combatiente.

A diferencia de todas las anteriores misiones de Naciones Unidas, la operación en Bosnia será sufragada por cada país participante. El senador del Partido Popular, José Miguel Ortí Bordás, presentó ayer una pregunta al Gobierno sobre el coste de la participación española, inicialmente estimada entre 3.300 y 3.700 millones de pesetas.

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