EE UU pide al G-10 un estudio sobre los flujos de capital para evitar turbulencias

ENVIADO ESPECIAL

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Nicholas Brady propuso ayer que el denominado Grupo de los Diez (los siete países más ricos del mundo más Suecia, Suiza, Bélgica y Holanda) realice un estudio sobre los flujos de capital en el mundo y proponga soluciones ante situaciones de turbulencia como la actual. Brady, en su intervención ante la asamblea del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, reconoció que los gobiernos no habían podido hacer frente a la durísima especulación de las últimas semanas.

Brady estimó que los flujos monetarios diarios...

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El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Nicholas Brady propuso ayer que el denominado Grupo de los Diez (los siete países más ricos del mundo más Suecia, Suiza, Bélgica y Holanda) realice un estudio sobre los flujos de capital en el mundo y proponga soluciones ante situaciones de turbulencia como la actual. Brady, en su intervención ante la asamblea del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, reconoció que los gobiernos no habían podido hacer frente a la durísima especulación de las últimas semanas.

Brady estimó que los flujos monetarios diarios en el mercado internacional de cambios alcanza el billón de dólares (más de 100 billones de pesetas), lo que supone una cifra dos veces superior a las reservas totales de los países industrializados.

Alemania se impone

Nicholas Brady y Norman Lamont, responsables de Finanzas de Estados Unidos y el Reino Unido respectivamente, no han podido hacer valer su condición de anfitriones (el uno en el G-7 y el otro como presidente de turno de la CE) en las reuniones celebradas estos días en Washington. La asamblea de otoño del FMI ha tenido un solo protagonista, en medio de la turbulencia de los mercados europeos: Alemania. Su ministro de Economía, bien apoyado por el presidente del Bundesbank (Banco Central. alemán), Helmut Schlesinger, han impuesto su ley en esta larga semana llena de rumores y presiones de todo tipo.

Theo Waigel llegó a Washington con todas las miradas puestas sobre él y muchos dedos acusadores señalándole. Schlesinger y él escucharon impertérritos las críticas de sus aliados de los países industrializados y no cedieron ni un ápice en sus posiciones. "Alemania mantendrá su política monetaria, decían indistintamente uno y otro. "No podemos bajar los tipos de interés mientras persistan las presiones inflacionistas", insistían ante las declaraciones agresivas de los ministros británico o español. Todos los intentos han resultado valdíos como lo muestran los comunicados del G-7 y del Ecofin.

Además, como para demostrar quién manda ahora en Europa, Waigel se despidió el martes con un discurso de líder que preparó entre cita y cita con algunos de sus colegas comunitarios, entre ellos Carlos Solchaga. "La turbulencia de los mercados de cambio en la última semana no son el resultado de la política estabilizadora alemana", decía ante la sala semivacía del FMI.

Solchaga reconoció el martes por la noche, antes de volver a Madrid, que había tenido una conversación personal esa misma mañana con Waigel. El ministro no quiso desvelar el contenido de la reunión pero sí dijo, que "la situación no acaba de avanzar en el camino que todos desearíamos y si sigue empeorando habrá que tomar medidas". Las primeras medidas se conocieron ayer mismo con la circular del Banco de España.

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