Todo sigue igual

La incertidumbre que rodea la futura unidad económica europea ratificó ayer la tónica a la baja de la segunda jornada bursátil de la semana. Ello supuso que los inversores pisaran el parqué barcelonés con una gran precaución con perjuicio para el dinamismo de la contratación.

Mientras en los mercados internacionales Gran Bretaña contemplaba el derrumbe de la libra esterlina sin el apoyo del Sistema Monetario Europeo (SME) y la lira italiana no se atrevía a cotizar, todas las miradas se centraron en la pérdida de confianza de la peseta, pendiente en los próximos días de otra posible ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La incertidumbre que rodea la futura unidad económica europea ratificó ayer la tónica a la baja de la segunda jornada bursátil de la semana. Ello supuso que los inversores pisaran el parqué barcelonés con una gran precaución con perjuicio para el dinamismo de la contratación.

Mientras en los mercados internacionales Gran Bretaña contemplaba el derrumbe de la libra esterlina sin el apoyo del Sistema Monetario Europeo (SME) y la lira italiana no se atrevía a cotizar, todas las miradas se centraron en la pérdida de confianza de la peseta, pendiente en los próximos días de otra posible devaluación. Ante el desánimo de las bolsas internacionales y también de los mercados españoles, los inversores prefieren estos días recoger su dinero y mantenerse a la espera de que se calme la tensión en los mercados para volver a invertir.

Además, hay que añadir la depreciación de los valores y la posible reducción de dividendos en el próximo año a causa de la lentificación económica. Todo ello no hace a la Bolsa especialmente atractiva.

Los datos provisionales que ofreció la sociedad rectora marcaron al final de la jornada un descenso cercano a 4 puntos y situó el índice por debajo de 163 enteros.

Archivado En