Tribuna:

Afirmaciones

Quedamos, tal como señaló Felipe González, en que Solchaga tiene una buena cabeza. Es cierto que no se nota, o más bien que los síntomas por los que se puede juzgar la bondad de una cabeza dicen lo contrario. En cualquier caso, el hecho mismo de que el presidente tenga que certificar en público las virtudes de la cabeza del ministro señala que éstas no se ven. No imagino a Felipe Gonález afirmando apasionadamente, por ejemplo, que Narcís Serra tiene barba, porque eso está a la vista. Es decir, que sólo se afirma con vehemencia lo que no está claro, como cuando el propio González dijo que si se...

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Quedamos, tal como señaló Felipe González, en que Solchaga tiene una buena cabeza. Es cierto que no se nota, o más bien que los síntomas por los que se puede juzgar la bondad de una cabeza dicen lo contrario. En cualquier caso, el hecho mismo de que el presidente tenga que certificar en público las virtudes de la cabeza del ministro señala que éstas no se ven. No imagino a Felipe Gonález afirmando apasionadamente, por ejemplo, que Narcís Serra tiene barba, porque eso está a la vista. Es decir, que sólo se afirma con vehemencia lo que no está claro, como cuando el propio González dijo que si se iba Guerra del Gobierno se marchaba él detrás.Eligio Hernández ha afirmado que es compatible ser honrado y votar al PSOE. La verdad es que yo nunca había puesto en duda esa compatibilidad, pero el hecho mismo de que este fiscal se vea obligado a vocearla públicamente me hace dudar. Por lo pronto ya no debe de ser algo tan patente como la barba de Serra o la alopecia de Vargas. Hay algo en esta afirmación, como en lo de la buena cabeza de Solchaga, que no huele bien, aparte, claro, de apestar a sotana, pues esas tonterías sobre la honestidad de los votantes, sólo se le ocurren a los obispos. ¿Esperará don Eligio alguna canonjía?

La tercera afirmación del verano, es que sería una cosa de locos convocar en España un referéndum sobre el Tratado de Maastricht. Lo dicen nuestros políticos como si fuera algo tan evidente que el hecho mismo de pensarlo implicara alguna minusvalía. Sin embargo, los daneses lo han llevado a cabo y nuestro presidente se ha tenido que ir a Francia para predicar el sí a algo tan palpable como la barba de Serra o la alopecia de Vargas. ¿Se han quedado ciegos los franceses o es que las ventajas de ese tratado están tan ocultas como las virtudes capitales de Solchaga?

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