La subida de las letras hasta el 12,72% consolida un periodo de dinero caro e inversión a corto plazo

El Tesoro apostó ayer claramente por la financiación a corto plazo del Estado al decidir una fuerte subida de la rentabilidad de las letras del Tesoro a un año, que queda en el 12,725% tras subir 0,564 puntos. Esta subida es la más fuerte de los últimos dos años y supone una vuelta a la rentabilidad que tenían las letras en marzo de 1991. Las subastas de bonos y obligaciones -es decir, deuda a medio y largo plazo- volvieron a quedar desiertas, debido a que el Tesoro prefiere soportar el aumento de coste de financiación del déficit a que obliga la subida generalizada de tipos de interés con tít...

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El Tesoro apostó ayer claramente por la financiación a corto plazo del Estado al decidir una fuerte subida de la rentabilidad de las letras del Tesoro a un año, que queda en el 12,725% tras subir 0,564 puntos. Esta subida es la más fuerte de los últimos dos años y supone una vuelta a la rentabilidad que tenían las letras en marzo de 1991. Las subastas de bonos y obligaciones -es decir, deuda a medio y largo plazo- volvieron a quedar desiertas, debido a que el Tesoro prefiere soportar el aumento de coste de financiación del déficit a que obliga la subida generalizada de tipos de interés con títulos a corto plazo.

El aumento de la rentabilidad de las letras del Tesoro consolida las expectativas que apuestan, por un periodo de altos tipos de interés o dinero caro, y en el que las inversiones y el endeudamiento se concentrarán en el corto plazo. El goteo a la baja en la rentabilidad de las letras que inició el Tesoro hace año y medio ha quedado ahora anillado con esta fuerte subida, que devuelve la rentabilidad de estos títulos públicos a los niveles de marzo de 1991. El dato más destacable es que el mercado aún apostaba por más, con lo que el volumen de letras solicitado (unos 130.000 millones de pesetas) queda por debajo de los casi 140.000 millones que vencían. El Tesoro adjudicó sólo 108.000 millones porque las peticiones restantes apostaban por una subida de intereses aún mayor.Tras la subasta, el mercado de deuda continuó con sus apuestas al alza de tipos -o caída de precios- pero de forma más moderada que en días anteriores, o incluso que ayer mismo en otros mercados europeos.

Fuentes de la Dirección General del Tesoro restaron importancia a la débil demanda de letras que se produjo ayer. El motivo es que, según aseguraron, esa demanda no suele aparecer hasta que queda claro que los tipos de interés han llegado a un techo y ese techo pretende ser el 12,725% que pagaron ayer las letras. Un argumento que justifica ese techo es que la peseta ha alcanzado su límite de apreciación frente a la libra en el Sistema Monetario Europeo y que, además, se ha estabilizado en el entorno de las 63,5 pesetas frente al marco alemán.

Escepticismo

Algunos analistas y operadores del mercado mostraron su escepticismo sobre las posibilidades que tiene el Tesoro de cubrir sus necesidades de financiación sólo con letras y apostaron por importantes emisiones a tres meses y a tipos aún mayores. Con todo, la determinación del Tesoro de no emitir bonos y obligaciones a las rentabilidades que ahora paga el mercado secundario también juega a favor de la hipótesis oficial. Tal decisión responde a que las emisiones a largo elevarían el coste de financiar el déficit público y la deuda acumulada durante demasiado tiempo, mientras que la subida de las letras sólo aumenta los costes a corto plazo.El mejor ejemplo de ese desfase lo ofrecen las obligaciones a 10 años, que el Tesoro emitió en su última subasta al 10,90% pero se cotizan al 12,20% en mercado secundario. Fuentes del mercado comentan que bastantes inversores que compraron esa deuda están optando por venderla con el objetivo de colocar su dinero a corto plazo. Esta decisión respalda la esperanza del Tesoro de encontrar suficiente número de compradores para los vencimientos de letras y pagarés del Tesoro que se producirán en agosto.El principal problema, según estas fuentes, aparecerá en octubre, pues en esa fecha se producirá una fuerte amortización de bonos a tres años. A todas esas amortizaciones hay que sumar las nuevas necesidades de fondos para financiar el desvío entre el déficit previsto y el que resulte este año.

Junto a este encarecimiento de la financiación del Estado, la subasta de ayer consolida la subida del precio del dinero (o tipo de interés básico) que decidió la semana pasada el Banco de España y que ha mantenido en las intervenciones diarias.

Reacción lenta

Esta situación de tipos de interés más altos a corto que a largo se traduce también en la lentitud con la que las entidades de crédito están reaccionando a la subida. Los bancos han preferido mantener, en lo posible, los intereses de los préstamos hipotecarios pero a cambio acentúan aún más la petición de garantías que deben aportar sus clientes.

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