Reportaje:

Obiang intenta desanimar a Adolfo Suárez para que no vuelva a Guinea

El pánico ha hecho mella en el presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang. Adolfo Suárez, el asesor español para el proceso demotico que prometió a Felipe González, le ha crispado los nervios con proyectos de ley de reforma política. Por ello, tras negarle el perde vuelo sobre Malabo, ha desplegado una inhabitual vigilancia tar en el aeropuerto de la capital para impedir su llegada por sorpresa. Coincidiendo con ello, Estados Unidos ha manifestado su preocupación por las nuevas detenciones realizadas por Obiang.

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discurso de Bennet se efectuó día siguiente ...

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El pánico ha hecho mella en el presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang. Adolfo Suárez, el asesor español para el proceso demotico que prometió a Felipe González, le ha crispado los nervios con proyectos de ley de reforma política. Por ello, tras negarle el perde vuelo sobre Malabo, ha desplegado una inhabitual vigilancia tar en el aeropuerto de la capital para impedir su llegada por sorpresa. Coincidiendo con ello, Estados Unidos ha manifestado su preocupación por las nuevas detenciones realizadas por Obiang.

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discurso de Bennet se efectuó día siguiente de que en Malase hubiese difundido la notide que el presidente Obiang bía realizado, en un cuartel litar, una siniestra arenga en la e, según diversos partidos dela oposición, dijo que "ni EE UU ni España van a lograr que legalice al partido de Severo Moto", al que calificó de "maleante manejado por España". La referencia apuntaba al líder del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial, que regresó del exilio, a Malabo, el pasado 2 de mayo para participar en la apertura democrática anunciada por el propio dictador.

"EE UU se confunde si cree que soy como Noriega", dijo Obiang, según la versión de los opositores, al arremeter contra "las injerencias en los asuntos de Guinea de agentes foráneos" como Adolfo Suárez, al que, aseguró, no iba consentir volver para continuar la labor de asesoría que el propio dictador solicité al presidente Felipe González cuando éste le visitó, el pasado noviembre.

Fuentes diplomáticas occidentales en Malabo señalaron "que ningún observador extranjero puede certificar la existencia del discurso, dado el carácter privado del mismo". "No nos dejaron estar", afirman las mismas fuentes al añadir que el suceso puede responder a una de las hábiles maniobras de Obiang para dejar claro a su población sus verdaderas intenciones, "sin que haya pruebas y, así, en caso necesario, negarlo todo". Por su parte, Bennet declaró a este diario: "No puedo comentar unas declaraciones de las que no tengo pruebas", y añadió que su representación ha solicitado a las autoridades guineanas el texto escrito de dicho discurso, sin resultados.

Sin embargo, este tipo de manifestaciones no son nuevas en Malabo. Diversos ministros de Obiang han acusado a España, públicamente, de ocultar bajo sus exigencias de democratización, oscuros planes de conspiración. No hay duda, además, de que el presidente guineano no desea volver a ver a Suárez, al que le negó el permiso de sobrevuelo el pasado 15 de junio.

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Al parecer, Obiang sufrió una enormidad con la primera visita del mediador, el pasado mayo. Le resultó muy violento que, ante el estupor de sus colaboradores, Suárez-encalidad de ex jefe de Gobierno-, eliminase distancias tuteándole. Pero el colmo fue el día en que, al iniciar sus entrevistas con la oposición, Suárez se enteró de que miembros de las fuerzas de seguridad tomaban nota de los nombres de los que acudían a él. No titubeé: se dirigió de inmediato al palacio presidencial, donde, saltándose una vez más el protocolo, entró en el despacho de Obiang sin ser anunciado para exigir el fin inmediato de esa medida.

A partir de ahí, el presidente ha intentado disuadir a Suárez con ofertas de envío de emisarios que mantengan el contacto entre ambos sin necesidad de que se moleste con nuevos viajes. Pero, al comprobar que el asesor insistía en llevarle personálmente losesbozos de leyes para la transición elaborados por diversos juristas' españoles, entre ellos Gregorio Peces-Barba, Obiang perdió los nervios. Le negó la autorización para que su avión aterrizase. Por si acaso Suárez se atrevia a viajar sin prevío aviso, la pasada semana movilizó a sus tropas para que vigilasen el aeropuerto. Para impedir vuelos nocturnos, la pista quedaba inutilizada al atardecer con el despliegue de barriles.

El embajador guincano en Madrid, Bruno Esono, al ser preguntado por este diario sobre la posibilidad de un próximo viaje del asesor español a Malabo, dijo: "Suárez podrá volver cuando asesore al pueblo guineano y prepare documentos sobre los que poder trabajar porque, hasta ahora, no nos consta que haya nada". Para el ministerio de Exteriores español, se trata de una nueva prueba del cinismo de las autoridades guineanas.Programa de radio

No son las únicas crispaciones. Malabo no encajó bien que las autoridades españolas no quisieran ni siquiera considerar su exigencia de que se elimine un programa que Radio Exterior de España viene dedicando a la democratización guineana.

La concesión de visados a españoles ha sido sometida a un férreo cuentagotas. Ya no se niega la entrada al país sólo a los periodistas sino también a empresarios y religiosos. Entre los damnificados se hallan unos cien cooperantes. Según Obiang, "es mejor que no vengan porque no se puede garantizar su seguridad" por "la inestabilidad" creada por la apertura.

La agresión y robo, la pasada semana, de una religiosa española se explica en el marco de estos "brotes de violencia" estimulados por la actuación "irresponsable" de la oposición. Los dirigentes regresados del exilio temen que todo ello conduzca a la "creación artificial" de un clima de confusión que justifique un autogolpe involucionista.

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