Tribuna:

28 Corcuera

Aunque nació para luchar contra el narcotráfico, ya se anuncia para el 28, día del paro general, que la ley Corcuera se aplicará a los huelgatraficantes. En Sevilla se corcuerizó densamente a los manifestantes contra la Expo, y pocos días después se les aplicó una contundente corcueridad a los de Tarragona contra el Walt Disney-Pujol-De la Rosa. Aumentan los casos de abusos de poder justificados por la aplicación de la ley Corcuera: "Es que le estamos aplicando la ley Corcuera, ¿sabe usted?". También los insumisos han padecido en sus carnes la...

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Aunque nació para luchar contra el narcotráfico, ya se anuncia para el 28, día del paro general, que la ley Corcuera se aplicará a los huelgatraficantes. En Sevilla se corcuerizó densamente a los manifestantes contra la Expo, y pocos días después se les aplicó una contundente corcueridad a los de Tarragona contra el Walt Disney-Pujol-De la Rosa. Aumentan los casos de abusos de poder justificados por la aplicación de la ley Corcuera: "Es que le estamos aplicando la ley Corcuera, ¿sabe usted?". También los insumisos han padecido en sus carnes la corcuerización del ambiente, y que no se sorprenda el vicepresidente Serra si la Guardia Civil de Albacete quería espiar las asambleas obreras. Corcuera no es sólo un ministro o una ley de un ministro. Corcuera es la imagen del Estado policía, que no es lo mismo, afortunadamente, que el Estado policiaco.El ministro de Defensa ha proclamado que el Estado debe castigar a los insumisos. No ha sorprendido a nadie. Ésa ha sido la función del Estado siempre, y al decirlo en voz alta el sorprendido parece ser García Vargas. Cuando un político de izquierdas descubre que ha de reprimir, que ha de moverse en las cloacas del poder, que es cómplice de la matanza de 200.000 iraquíes, que debe respaldar a los que se pasan en la aplicación de la violencia de Estado..., una de tres: o se angustia y renuncia a ser cómplice, o se sorprende y canta su seguridad en voz alta para creérsela, o se corcueriza y vive intensamente su papel.

En el estómago del señor Corcuera, los sapos se vuelven papilla para niños desdentados. Este hombre se traga todo el monopolio de la violencia del Estado y luego se va a los toros. Y el día 28, a la corrida antisindical, con el ambiente más corcuerizado que nunca. ¡Ay, si en vez de haber sido electricista hubiera sido rejoneador!

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