El Estado francés privatiza el 20% del capital de la compañía petrolera Total

El primer ministro francés, Pierre Bérégovoy, acaba de decidir la privatización más importante jamás realizada por los socialistas galos desde su llegada al poder, en 1981. El Estado francés, que posee el 34% del capital, venderá un 20%. El dinero recolectado, unos 10.000 millones de francos (unos 185.000 millones de pesetas), será destinado a un programa de lucha urgente contra el desempleo.

Hasta ahora, el poder socialista francés sólo había vendido al sector privado pequeñas porciones de las numerosas e importantes empresas públicas o semipúblicas de este país. Nunca esas ventas ...

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El primer ministro francés, Pierre Bérégovoy, acaba de decidir la privatización más importante jamás realizada por los socialistas galos desde su llegada al poder, en 1981. El Estado francés, que posee el 34% del capital, venderá un 20%. El dinero recolectado, unos 10.000 millones de francos (unos 185.000 millones de pesetas), será destinado a un programa de lucha urgente contra el desempleo.

Hasta ahora, el poder socialista francés sólo había vendido al sector privado pequeñas porciones de las numerosas e importantes empresas públicas o semipúblicas de este país. Nunca esas ventas habían superado la cifra de 2.000 millones de francos. Pero ahora, con la privatización de un paquete decisivo de las acciones de Total, François Mitterrand y los suyos dan un paso decisivo en la ruptura del principio que ellos mismos habían establecido en 1988: ni privatizaciones, ni nacionalizaciones, el célebre ni-ni. Del 20% de las acciones de Total de las que el Estado francés va a desembarazarse, un 8% serán vendidas a empresas públicas y un 12% será puesto a disposición del mercado. La puesta a la venta de este segundo paquete se hará en el momento en que la "coyuntura bursátil sea más favorable", según ha anunciado el ministerio de Finanzas.

El pasado otoño, Mitterrand había dado luz verde a Bérégovoy, entonces titular de la cartera de Economía y Finanzas, para la ruptura del principio ni-ni. El parón del crecimiento económico francés y, en consecuencia, de los ingresos fiscales había colocado al Estado francés en la tesitura de encontrar nuevas vías para llenar sus arcas. La primera y más evidente de esas vías era la cesión de activos públicos.

La lucha contra el paro es la justificación de esta nueva política socialista. Bérégovoy tiene muy poco tiempo para evitar una nueva derrota socialista en las elecciones legislativas de marzo de 1993 y el éxito o fracaso de su misión se medirá en gran medida por el hecho de si Francia alcanza o no la fatídica cifra de tres millones de desempleados. El primer ministro se ha comprometido a encontrar ocupación, bajo la forma de un puesto de trabajo o una actividad educativa, a 900.000 parados crónicos, antes del próximo invierno.

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