Cartas al director

Francia y la lucha antiterrorista

Ante la contundente y eficaz actuación de la policía francesa, que acaba de desmantelar la cúpula de ETA en el país vecino, sólo cabe decir caballerosa y entusiásticamente: "Messieurs les français, chapeau!". El Gobierno francés ha dado una prueba inequívoca de su colaboración con el español en su lucha contra el terrorismo.Sin embargo, no le faltaba razón al secretario general del Partido Popular cuando recientemente recordaba que no siempre fue así, y que en tiempos pasados el Gobierno galo dio pruebas de una clara tibieza. Baste para ello citar dos e mplos.

El primero, la desaparició...

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Ante la contundente y eficaz actuación de la policía francesa, que acaba de desmantelar la cúpula de ETA en el país vecino, sólo cabe decir caballerosa y entusiásticamente: "Messieurs les français, chapeau!". El Gobierno francés ha dado una prueba inequívoca de su colaboración con el español en su lucha contra el terrorismo.Sin embargo, no le faltaba razón al secretario general del Partido Popular cuando recientemente recordaba que no siempre fue así, y que en tiempos pasados el Gobierno galo dio pruebas de una clara tibieza. Baste para ello citar dos e mplos.

El primero, la desaparición de Eduardo Moreno Bergareche, Pertur, acaecida en 1976. Poco celo mostraron en aquella oca

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sión las autoridades galas para aclarar el enigma de la volatilización de un ciudadano español en territorio francés, y ello a pesar de las discretas pero pertinaces gestiones del entonces cónsul de España, que hoy suscribe esta carta. La familia del infortunado desaparecido intenta ahora, con toda razón, reabrir el caso.

Otro caso, más lamentable si cabe, fue el secuestro y posterior asesinato de dos jóvenes policías españoles que, por su bisoñez, fueron fácil presa de tan avezados criminales. En este caso, y por tratarse de funcionarios públicos, presenté la oportuna denuncia ante el fiscal de Bayona en nombre del Estado español. Tampoco en este caso progresó lo más mínimo la investigación que promoví, aunque suministré a la policía diversas pistas.

Un año después, unos niños que jugaban en una playa (y no la policía) descubrieron en un bunker de los que abundan en aquella zona los cadáveres de nuestros infortunados compatriotas. Me correspondió el triste deber de hacerme cargo de los mismos (que, recuerdo, tenían los dedos seccionados) y entregarlos al director general de Seguridad, que se había desplazado a Biarritz en un avión especial para su traslado a Madrid.

Salvo las frías y formales frases de condolencia, no recibí la más mínima información de las autoridades francesas sobre sus pesquisas. para hallar los culpables de tan abominable crimen.

Pienso que, aunque tardíamente, sería deseable que la Administración francesa diera una vez más prueba de su eficiencia en aclarar estos desafueros ocurridos en su territorio.-

embajador de España.

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