Un tribunal holandés autoriza el servicio a domicilio de hachís y marihuana

El servicio a domicilio de hachís y marihuana acaba de ser autorizado por los tribunales de Eindhoven, localidad situada al sur de Holanda, siempre que sus responsables no hagan publicidad, no operen entre escolares menores de edad y no busquen sólo su lucro personal.

La decisión judicial permite a J. C., de 34 años, continuar por el momento con su empresa de distribución de drogas blandas llevadas con discreción en taxi hasta clientes que no desean ser vistos en público, en los cafés donde también pueden ser obtenidas. El Ministerio Fiscal estudia ahora la posibilidad de apelar la ...

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El servicio a domicilio de hachís y marihuana acaba de ser autorizado por los tribunales de Eindhoven, localidad situada al sur de Holanda, siempre que sus responsables no hagan publicidad, no operen entre escolares menores de edad y no busquen sólo su lucro personal.

La decisión judicial permite a J. C., de 34 años, continuar por el momento con su empresa de distribución de drogas blandas llevadas con discreción en taxi hasta clientes que no desean ser vistos en público, en los cafés donde también pueden ser obtenidas. El Ministerio Fiscal estudia ahora la posibilidad de apelar la sentencia.

J. C. era un antiguo carnicero que dispone ahora de tres taxis para repartir un producto procedente de cultivadores autóctonos esparcidos por todo el país. Sus precios son inferiores a los pedidos en los cafés especializados en venta de hachís.

Hace dos años decidió iniciar este servicio ante los ruidos y problemas causados por sus amigos y clientes en su propia casa y en el vecindario.

En la actualidad, lleva también drogas blandas a La Haya y Tilburgo (Brabante) y ha asegurado a la prensa nacional que entre sus compradores hay millonarios y gentes que por su trabajo (porteros de colegios, directores de empresa) no desean ser vistos en público adquiriendo drogas.

Ingresos elevados

Hasta la fecha intentos similares habían sido multados con fuertes sumas por anunciarse entre escolares. Los correos de J. C. aprovechan la publicidad boca a boca aunque su repentina notoriedad ha empezado a crearle ya problemas.La Seguridad Social, de la que vive como desempleado, dice que sus ingresos son muy altos y su actual subsidio deberá por tanto reducirse.

También tendrá que rendir cuentas en breve a Hacienda para discutir su declaración de la renta. De todos modos, sólo reconoce unos ingresos brutos diarios de 700 florines (40.000 pesetas) en Eindhoven.

Otro de los inconvenientes de la reciente publicidad de J. C. es la posible pérdida del carácter exclusivo de su servicio. Él mismo ha declarado que ha sido el primero en exponerse y otros pueden en el futuro robarle la idea y abrir diversos hachís-exprés.

Con el servicio a domicilio de drogas blandas y los contactos que ello le ha proporcionado reconoce, sin embargo, haber descubierto su auténtica vocación: tratante de arte.

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