La derecha francesa pide elecciones anticipadas

Francia vivió ayer una jornada sin Gobierno. Oficialmente, Edith Cresson y sus ministros seguían siendo responsables de la gestión de los asuntos nacionales, pero todas las fuerzas políticas, incluidos los socialistas, daban por sentado que el presidente François Mitterrand estaba buscándoles sustitutos. La coalición de derecha democrática RPR-UDF enterraba a Cresson, apostaba de antemano por el fracaso de su sucesor y proclamaba: "El cambio está en marcha". Los portavoces de Jacques Chirac: (RPR), y Valéry Giscard d'Estaing (UDF) pedían la celebración de elecciones legislativas anticipadas....

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Francia vivió ayer una jornada sin Gobierno. Oficialmente, Edith Cresson y sus ministros seguían siendo responsables de la gestión de los asuntos nacionales, pero todas las fuerzas políticas, incluidos los socialistas, daban por sentado que el presidente François Mitterrand estaba buscándoles sustitutos. La coalición de derecha democrática RPR-UDF enterraba a Cresson, apostaba de antemano por el fracaso de su sucesor y proclamaba: "El cambio está en marcha". Los portavoces de Jacques Chirac: (RPR), y Valéry Giscard d'Estaing (UDF) pedían la celebración de elecciones legislativas anticipadas.

"La verdadera reacción democrática del presidente de la república sería volver a convocar a los electores", dijo Nicolas Sarkozy, del RPR (Agrupación para la República). "En vez de hacer bricolaje político, Mitterrand debe pedir a los franceses qué mayoría quieren que gobierne este país", afirmó Alain Madelin, vicepresidente de la UDF (Unión para la Democracia Francesa).

Todas las miradas se concentraban en el Elíseo, donde Mitterrand hacía su bricolaje político. El presidente, que hoy debe dirigirse a los franceses a través de la televisión, tenía un margen de maniobra muy reducido. Su principal carta para provocar ese electrochoque deseado por sus fieles era la sustitución de Cresson por el socialista más popular de Francia, el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors. Sólo él puede intentar devolver la moral a los socialistas, ganarles las simpatías de centristas y ecologistas y dar la impresión de cambio al pueblo francés.

Pero desde la capital belga, un portavoz de Delors expresaba el deseo del presidente de la Comisión Europea de terminar su mandato en Bruselas y no incorporarse a la vida política de su país hasta diciembre de 1992.

Los comentaristas parisienses creían que en las dudas de Delors influía tanto su voluntad de cumplir hasta el final su compromiso con la construcción europea, como el temor a malgastar en la jefatura del Gobierno francés una popularidad que él preferiría invertir en la lucha por la presidencia de la república.

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Humillados en las elecciones regionales del 22 de marzo, aislados en la designación, el 27 de marzo, de los presidentes de los consejos regionales, los socialistas creían que la segunda vuelta de las cantonales, el pasado domingo, iba a darles oxígeno político.

No fue así. La esperanza socialista en que los votantes ecologistas y comunistas les reforzaran frente a la derecha, quedó en agua de borrajas. Al Partido Socialista (PS) sólo le apoyaron sus simpatizantes irreductibles; el resto de la izquierda fue indiferente a su segunda caída.

Si el mensaje electoral del 22 de marzo podía resumirse en una sanción a los partidos políticos tradicionales, PS y RPR-UDF, el del 29 de marzo estuvo dirigido exclusivamente a la formación fundada por Frano;o1s Mitterrand en 1971.

Consejos perdidos

El PS perdió el domingo cinco consejos generales, entre ellos dos que formaban parte del patrimonio histórico de la izquierda desde los años treinta: el Norte y el Puy de Dóme. La coalición de derecha democrática RPR-UDF se impuso en sus propios feudos y consiguió arrebatar a los socialistas esos cinco consejos. Laurent Fabius, primer secretario del PS, reconoció la nueva derrota socialista y se pronunció por un cambio en el Gobierno.

La jornada de ayer aportó un nuevo elemento al esperpentofrancés. Jean-Marie Rausch, uno de los dos ministros que el pasado viernes fueron elegidos presidentes de sus consejos regionales con el apoyo no solicitado del Frente Nacional (FN), decidió dejar las cosas claras.

Rausch, titular de la cartera de Correos y Telecomunicaciones, dimitió de su condición de presidente de Lorena y anunció que no volverá a presentarse a la elección. Rausch hizo lo contrario que Jean-Pierre Soisson, el otro ministro implicado en este escándalo. El pasado sábado, Soisson, obligado por Cresson a escoger entre su cartera de la Función Pública y la presidencia de Borgoña, renunció a seguir en el moribundo Gobierno.

Fabius fue derrotado ayer por su rival de la coalición RPR-UDF en la elección de presidente regional de Alta Normandía. El primer secretario socialista acusó a su rival de haber obtenido votos secretos del FN. En esa región, una de las que no habían podido celebrar la investidura del presidente el viernes, se dió el caso de que dos candidatos de Generación Ecología, el grupo del ministro del Medio Ambiente, Brice Lalonde, confesaron haber votado a Fabius y otros dos al candidato de la derecha.

Diplomáticos franceses consultados por EL PAÍS expresaron su inquietud por la actual debilidad de sus instituciones políticas. "¿Cómo vamos a poder afrontar las grandes exigencias de los acuerdos de Maastricht con un presidente impopular y un partido del Gobierno que representa menos de un 20% de los ciudadanos?", se preguntaba uno de ellos.

Otro afirmaba: "Nuestro país va a estar en situación de campaña electoral permanente hasta la sustitución de Mitterrand. Eso hace casi imposible cualquier participación enérgica en los grandes desafíos internacionales del momento".

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