El coste laboral de la reconversión siderúrgica rondará los 300.000 millones de pesetas

El coste laboral de la reestructuración de la siderurgia integral española rondará los 300.000 millones de pesetas, según los planes hasta el año 2000 de la Corporación de Siderurgia Integral, sociedad instrumental que agrupa a las empresas Ensidesa y Altos Hornos de Vizcaya (AHV). La reconversión de estas dos empresas, que tiene que aprobar en breve plazo el Gobierno y que puede sufrir modificaciones, supondrá un coste total superior a los 620.000 millones de pesetas de hoy, que, según cálculos de fuentes sectoriales, superará los 800.000 millones a final de la década. En esa cifra se incluye...

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El coste laboral de la reestructuración de la siderurgia integral española rondará los 300.000 millones de pesetas, según los planes hasta el año 2000 de la Corporación de Siderurgia Integral, sociedad instrumental que agrupa a las empresas Ensidesa y Altos Hornos de Vizcaya (AHV). La reconversión de estas dos empresas, que tiene que aprobar en breve plazo el Gobierno y que puede sufrir modificaciones, supondrá un coste total superior a los 620.000 millones de pesetas de hoy, que, según cálculos de fuentes sectoriales, superará los 800.000 millones a final de la década. En esa cifra se incluye, además del recorte de plantilla, las inversiones industriales y comerciales y el coste de la amortización de los activos.

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El plan estratégico para la siderurgia contempla la creación de una sociedad a partir de activos aportados por Ensidesa y AHV. Según dicho plan, que ya ha sido estudiado por la Comisión Delegada para Asuntos Económicos el Gobierno, estos activos alanzan un valor neto patrimonial de unos 290.000 millones de pesetas, de los que 220.000 corresponden a Ensidesa y 70.000 a AHV. Esta cantidad pasará a constituir el capital social de la nueva empresa.Los titulares de las acciones serán los actuales accionistas de Ensidesa (el INI) y de AHV (un nutrido ramillete de bancos y cajas, además de los particulares que participan a través de la Bolsa).

Ensidesa y AHV, mientras tanto, permanecerán con los activos que no aporten a la corporación -considerados obsoletos- hasta que éstos sean liquidados. Durante el tiempo que dure la liquidación, las empresas serán también responsables de la totalidad de la plantilla y funcionarán como una oficina de empleo que aportará los trabajadores necesarios a la empresa resultante de la fusión.

Al mismo tiempo, se irá reduciendo la plantilla de ambas en 9.700 empleos. Según el plan, la reducción de plantilla afecta a unos 6.200 empleados de Ensidesa (el grupo público totaliza 17.200), y a unos 3.500 de AHV (esta empresa cuenta con 7.000 trabajadores). Una vez liquidados, la masa trabajadora pasará a depender de la nueva empresa.

Fondos de pensiones

El ajuste laboral supone un coste de 300.000 millones de pesetas. En esa cantidad, no obstante, se incluye la cobertura de los fondos de pensiones de AHV, cuya cuantía supera los 50.000 millones de pesetas.Asimismo, el coste definitivo depende, en gran medida, del resultado de las negociaciones que los responsables de la Corporación Siderúrgica tienen que llevar a cabo con los representantes de los trabajadores en los próximos meses.

El plan siderúrgico contempla, además, unas inversiones industriales de 170.000 millones de pesetas.

El planteamiento inicial consiste en cerrar las dos cabeceras que AHV tiene en Sestao para sustituirlas por una acería compacta con capacidad para producir 900.000 toneladas anuales.

En Asturias, se prevé el cierre paulatino de las cuatro cabeceras de Avilés -donde quedarán, no obstante, la acería y otras instalaciones- y la potenciación de las dos de Veriña (Gijón). De esta manera, la capacidad de las plantas asturianas pasará de 4,7 a 3,8 millones de toneladas a lo largo de la década.

Plan comercial

Otros 35.000 millones de pesetas se destinan a inversiones comerciales. La Corporación quiere corregir uno de los defectos más sangrantes que han tenido Ensidesa y AHV tradicionalmente, e integrar a la empresa que resulte de su fusión en la actividad comercial.Esta aspecto ha sido aprovechado por empresas comercializadoras con las que ahora existe la posibilidad de alcanzar acuerdos de participación mixta. De lo contrario, la nueva empresa siderúrgica está dispuesta a competir en ese terreno con la ventaja de que serán sus propios suministradores.

Por último, la exigencia comunitaria de reducir los plazos de amortización a doce años, supone un sobrecoste a la siderurgia integral española, que hasta ahora amortizaba sus activos a 20 años. El coste previsto para la amortización de los activos que se destinen a la nueva empresa ronda los 105.000 millones de pesetas.

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