El 'relajamiento moral' del Sur

Los dos grupos políticos que se oponen rotundamente a la entrada de Finlandia en la Comunidad Europea son el Partido Rural y la Liga Cristiana, con siete y ocho diputados en el Parlamento, respectivamente. Aunque son minoritarios, Kalevi Sorsa, miembro de la dirección del Banco de Finlandia y probable candidato presidencial por la socialdemocracia en las elecciones de 1994, señala que no debe menospreciarse la influencia que pueden ejercer sobre la población. "La sociedad finlandesa está recientemente urbanizada y profesa una solidaridad innombrable hacia los campesinos de los que procede y ha...

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Los dos grupos políticos que se oponen rotundamente a la entrada de Finlandia en la Comunidad Europea son el Partido Rural y la Liga Cristiana, con siete y ocho diputados en el Parlamento, respectivamente. Aunque son minoritarios, Kalevi Sorsa, miembro de la dirección del Banco de Finlandia y probable candidato presidencial por la socialdemocracia en las elecciones de 1994, señala que no debe menospreciarse la influencia que pueden ejercer sobre la población. "La sociedad finlandesa está recientemente urbanizada y profesa una solidaridad innombrable hacia los campesinos de los que procede y hacia unos valores de austeridad heredados", señala.La Liga Cristiana, que forma parte de la coalición gubernamental, ha hecho de la integración en la CE una especie de cruzada contra el "relajamiento moral" que viene del Sur y que está representado en los bajos precios de las bebidas alcohólicas. Para estos puritanos, casi fundamentalistas, que viven de acuerdo a sus principios de ahorro, trabajo y austeridad, la posibilidad de que el ingreso en la CE obligue a Finlandia a reducir sus altísimos impuestos sobre el alcohol es casi un crimen.

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No es que la sociedad finlandesa no beba. Todo lo contrario, el vino, la cerveza y los licores circulan con la misma fluidez que en el resto de Europa. Los finlandeses gustan como cualquiera de sus vecinos sureños de regar sus manjares, lo que ocurre es que han de pagar un alto precio por ello. Como el nivel de vida, al igual que los salarios, también es mucho más alto, los precios se compensan. La Liga Cristiana, sin embargo, no quiere ni oír que Bruselas podrá decidir como se han de gravar estos males.

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