Editorial:

Extrañeza

LA COMPRAVENTA de terrenos por Renfe en San Sebastián de los Reyes (Madrid) no sólo ha puesto al des cubierto los procedimientos heterodoxos -y posiblemente delictivos- en una operación inmobiliaria diseñada desde una empresa pública. También ha supuesto un golpe al créditor de la filosofía urbanística que inspiraba dicha operación: el protagonismo de la Administración en el proceso de ordenación del suelo, más allá del que le corresponde en el ámbito legislativo, del planeamiento, y la apropiación directa de las plusvalías generadas con el fin de destinarlas a la financiación de obras de util...

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LA COMPRAVENTA de terrenos por Renfe en San Sebastián de los Reyes (Madrid) no sólo ha puesto al des cubierto los procedimientos heterodoxos -y posiblemente delictivos- en una operación inmobiliaria diseñada desde una empresa pública. También ha supuesto un golpe al créditor de la filosofía urbanística que inspiraba dicha operación: el protagonismo de la Administración en el proceso de ordenación del suelo, más allá del que le corresponde en el ámbito legislativo, del planeamiento, y la apropiación directa de las plusvalías generadas con el fin de destinarlas a la financiación de obras de utilidad pública o de interés social.El caso Renfe ha puesto en evidencia los peligros inherentes a dicha filosofía, al margen de las buenas intenciones de quienes la apoyan y de su fundamento legal. La presencia directa de la Administración en el mercado inmobiliario puede provocar efectos contrarios a los fines que justifican su intervención, que no son otros que los de promover las condiciones necesarias para su uso de acuerdo con el interés social e impedir la especulación. Y, de paso, facilita también la actuación de una picaresca irrespetuosa con el dinero público y capaz de poner en serios aprietos políticos y legales a sus superiores jerárquicos. Es decir, lo que ha sucedido en el caso Renfe.

De ahí la extrañeza que causa el dictamen final elaborado por la comisión parlamentaria que ha investigado la operación de compraventa de terrenos de Renfe y que fue aprobado ayer por el Pleno del Congreso. Extrañeza por la benevolencia con que ha juzgado las actuaciones irregulares detectadas en dicha operación de compraventa. Y extrañeza también por el espaldarazo entusiasta, sin la menor crítica, que ha dado a una actuación pública urbanística que de alguna manera ha servido de cobertura a tales irregularidades.

El carácter benevolente del dictamen se explica por la pretensión de los socialistas, mayoritarios en la comisión y en el pleno, de no querer darse por enterados del dato más evidente de la investigación: que Julián García Valverde era, en la época de los hechos, presidente de Renfe. No reconociendo formalmente la premisa mayor se obviaba la menor, es decir, verse en el trance de exigirle algún tipo de responsabilidad por lo ocurrido bajo su mandato. A la postre, y como concesión a los nacionalistas catalanes y vascos a cambio de su voto favorable al dictamen, han admitido que, al menos, fue "responsable" del nombramiento de sus asesores y que ordenó la ejecución de la operación. Lo cual no ha hecho sino poner más en evidencia lo absurdo del dictamen. ¿Cómo puede dejar de señalarse la responsabilidad política que corresponde al gestor que ha dado su visto bueno a una operación que ha causado un perjuicio evidente a la actuación y al erario públicos? Que el entonces presidente de Renfe no conociese al detalle el desarrollo de la operación no le exime de esta responsabilidad. Sí, en cambio, de las posibles responsabilidades penales investigadas por los tribunales.

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En cuanto al apoyo sin matices a la actuación de la Administración en la generación de recursos inherente al proceso urbanístico, la comisión parece olvidar uno de los principios básicos de la Ley del Suelo de 25 de julio de 1990: la incoherencia que supone, de acuerdo con el artículo 47 de la Constitución, que las entidades públicas utilicen terrenos de su propiedad con fines lucrativos, contribuyendo a incrementar las tensiones especulativas en lugar de atenuarlas.

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