Occidente pagará a los científicos nucleares rusos para que no emigren

El temor a que regímenes autoritarios del Tercer Mundo se hagan con la bomba atómica con la ayuda de científicos de la antigua Unión Soviética llevó ayer a Rusia, Alemania y Estados Unidos a lanzar un ambicioso plan destinado a evitar la fuga de especialistas nucleares. Con este fin, Estados Unidos y la Comunidad Europea (a instancias de Alemania) costearán la creación de un Centro Internacional de Ciencia y Tecnología capaz de albergar a 3.000 científicos, a los que se pagará un sueldo mensual de 1.000 dólares (100.000 pesetas) en divisas con la condición de que no emigren.

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El temor a que regímenes autoritarios del Tercer Mundo se hagan con la bomba atómica con la ayuda de científicos de la antigua Unión Soviética llevó ayer a Rusia, Alemania y Estados Unidos a lanzar un ambicioso plan destinado a evitar la fuga de especialistas nucleares. Con este fin, Estados Unidos y la Comunidad Europea (a instancias de Alemania) costearán la creación de un Centro Internacional de Ciencia y Tecnología capaz de albergar a 3.000 científicos, a los que se pagará un sueldo mensual de 1.000 dólares (100.000 pesetas) en divisas con la condición de que no emigren.

El documento lleva la firma de los ministros de Exteriores de los tres países y fue hecho público simultáneamente en Lisboa (donde ayer se reunieron los ministros de Exteriores de la CE) y en Moscú (donde el secretario de Estado norteamericano, James Baker, se entrevistó con el presidente ruso, Borís Yeltsin). El objetivo del centro es fomentar la "reconversión del potencial industrial y técnico militar hacia objetivos pacíficos" y reorientar a los expertos del sector de armamento hacia objetivos no militares. De los 100.000 científicos e ingenieros que tienen acceso a la tecnología nuclear soviética, cerca de 3.000 están en posesión de información ultrasecreta.El responsable de la diplomacia española, Francisco Fernández Ordófiez, aseguró que la idea les pareció bien a los restantes socios comunitarios, aunque, con todo, algunas delegaciones expresaron en privado su malestar ante el hecho de que Bonn les haya puesto ante un hecho consumado.

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