"No es la multa, es la 'madera"

La mayor presión policial reduce el consumo público de drogas en el centro

"Lo del bando de la droga es igual, no nos preocupa porque si no pagas la multa no pasa nada, pero ahora se ve más madera [policía] por las calles, y eso sí que hace que la gente busque lugares más escondidos para pincharse". Un joven toxicómano habitual de la plaza de Jacinto Benavente explica así por qué desde hace varios meses se ven menos drogodependientes inyectándose o fumando chinos en la principales plazas del centro.

Algunos picaderos están cada vez más escondidos. No así los lugares de venta. En Sol, Chueca, Dos de Mayo, Barceló y en las calles cercanas a la plaza de Ja...

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"Lo del bando de la droga es igual, no nos preocupa porque si no pagas la multa no pasa nada, pero ahora se ve más madera [policía] por las calles, y eso sí que hace que la gente busque lugares más escondidos para pincharse". Un joven toxicómano habitual de la plaza de Jacinto Benavente explica así por qué desde hace varios meses se ven menos drogodependientes inyectándose o fumando chinos en la principales plazas del centro.

Algunos picaderos están cada vez más escondidos. No así los lugares de venta. En Sol, Chueca, Dos de Mayo, Barceló y en las calles cercanas a la plaza de Jacinto Benavente, el trapicheo es cotidiano. En el callejón de la Caja de Ahorros, junto a Sol, una rejilla de alcantarillado aparece llena de jeringuillas."La gente compra en Sol las papelinas y para ponerse o para fumarse chinos se vienen aquí o a calles pequeñitas y poco transitadas como la del Pozo o la de Cádiz", explica un joven que fue multado hace dos meses por fumar un chino en una cabina cercana a Tirso de Molina. "No es por la multa, que no la pagas, es que la policía te quita la dosis y la tienes que volver a comprar, con lo difícil que es buscarse la vida", añade. En la calle de Cádiz, un grupo de jóvenes espera la llegada del camello. Uno de ellos está totalmente ciego.

La encargada de los urinarios públicos de la plaza de Barceló asegura que, a pesar del bando y de la mayor presencia policial, "todos los días vienen toxicómanos a pincharse en los retretes o junto a la fuente de los peces". "Cuando llega la policía se dan el queo y se marchan para otra parte. Luego regresan", asegura esta mujer. Cerca, en la plaza del Dos de Mayo, media docena de personas andan a la búsqueda de papelinas. La encargada del quiosco de prensa asegura que "ha disminuido la venta y el consumo en la plaza, pero continúa en las calles del Marqués de Santa Ana, La Palma y Espíritu Santo".

En la plaza de España, los jardines de Sabatini y Cristino Martos la situación ha cambiado. "Desde la Conferencia de la Paz no se ven apenas yonkis por aquí porque aumentó la presencia policial", aseguran dos vendedoras ambulantes de la plaza de España. Una de las limpiadoras de las galerías comerciales subterráneas explica que en la primavera y verano de 1991 tuvieron que quitar la cortinilla de un fotomatón "porque la gente se metía dentro a pincharse". "Ahora casi nunca viene nadie", apostilla. Los jardineros de la plaza y los de Sabatini aseguran que ahora no se encuentran ni la cuarta parte de las jeringuillas que aparecían antes cada mañana". En las plazas de Santa Ana, del Ángel y de Jacinto Benavente sigue habiendo mercadeo de droga, pero los heroinómanos buscan otros lugares para pincharse. Normalmente, calles cercanas menos transitadas o las mismas zonas, pero ya entrada la noche.

La zona 1

Desde el 30 de diciembre hasta el 2 de febrero de este año, 1992, la Policía Municipal ha realizado 597 denuncias por consumo de drogas en la vía pública. El 60% de las denuncias (363) han tenido lugar en la zona 1, que incluye el conflictivo distrito de Centro, además de los de Fuencarral, Tetuán, Chamberí y Moncloa.

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El segundo lugar en la lista de denuncias (154) lo ocupan los distritos de Vicálvaro, Vallecas Puente y Villa, Moratalaz y Retiro. Paradójicamente, entre los distritos de Carabanchel, Usera y Villaverde, donde se encuentran conocidas zonas de venta y consumo de drogas como Pan Bendito, la Ribera de Torregrosa o el Rancho del Cordobés, sólo se han producido 57 denuncias.

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