Kanemaru, cacique liberal nipón, se reconcilia con Miyazawa

Shin Kanemaru, el octogenario muñidor de presidentes, se abrazó la noche del martes al primer ministro japonés, Kilchi Miyazawa, y, entre gheishas y sake, empeñó su palabra en la defensa de un jefe de Gobierno amenazado con el descalabro.La oposición ha paralizado el Parlamento para obligar a la comparecencia de colaboradores del jefe de Gobierno en el debate sobre el último escándalo, mientras en Estados Unidos se dispara la animosidad contra Japón y la relación de problemas crece en palacio.

Los dos políticos se fundieron en el propagandístico abrazo en un restaurante atendido ...

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Shin Kanemaru, el octogenario muñidor de presidentes, se abrazó la noche del martes al primer ministro japonés, Kilchi Miyazawa, y, entre gheishas y sake, empeñó su palabra en la defensa de un jefe de Gobierno amenazado con el descalabro.La oposición ha paralizado el Parlamento para obligar a la comparecencia de colaboradores del jefe de Gobierno en el debate sobre el último escándalo, mientras en Estados Unidos se dispara la animosidad contra Japón y la relación de problemas crece en palacio.

Los dos políticos se fundieron en el propagandístico abrazo en un restaurante atendido por geishas, y allí Kanemaru brindó por Miyazawa y por la unidad del Partido Liberal, en el poder desde 1955. "Mientras no me traicione y se comprometa seriamente en el intento de superar todas las dificultades, me dedicaré en cuerpo y alma a defenderle", dijo Kanemaru.

La dificultad más inmediata del primer ministro nipón es desbloquear el funcionamiento de la Cámara, donde los partidos de la oposición han decidido suspender las discusiones sobre el presupuesto estatal en tanto no comparezcan un total de 18 personas relacionadas con el escándalo desencadenado por Fumio Abe, que fue estrecho colaborador de Miyazawa, procesado con acusaciones de recibir 80 millones de yenes en sobornos (6.400 millones de pesetas).

La cena en la que Kanemaru confesó haber odiado en tiempos al actual primer ministro, y donde una vez más quedó de manifiesto cómo se hace política en Japón, se celebró poco después de que Miyazawa fuera acusado de haber despreciado la profesionalidad de los trabajadores norteamericanos.

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