Editorial:

Muerte en Cuba

EXPLICA LA sentencia tras la que ayer fue ejecutado en Cuba Eduardo Díaz Betancourt que se le ha castigado por "perturbar la paz y la tranquilidad del pueblo cubano", y que la misma suerte correrán quienes intenten "interrumpir la marcha de: la revolución". Insólita marcha de una revolución nacida hace más de 30 años como proyecto de liberación, apoyada solidariamente por muchos ciudadanos de todo el mundo, y que parece dar sus últimas bocanadas en completa soledad y con campanadas de muerte. La idea de que se debe morir por perturbar la paz recuerda, una vez más, que todos los dictadores (y e...

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EXPLICA LA sentencia tras la que ayer fue ejecutado en Cuba Eduardo Díaz Betancourt que se le ha castigado por "perturbar la paz y la tranquilidad del pueblo cubano", y que la misma suerte correrán quienes intenten "interrumpir la marcha de: la revolución". Insólita marcha de una revolución nacida hace más de 30 años como proyecto de liberación, apoyada solidariamente por muchos ciudadanos de todo el mundo, y que parece dar sus últimas bocanadas en completa soledad y con campanadas de muerte. La idea de que se debe morir por perturbar la paz recuerda, una vez más, que todos los dictadores (y en esto Fidel Castro no es desgraciadamente una excepción) prefieren la tranquilidad del campo santo a las contradicciones de la libertad.Produce irritación y tristeza la hipocresía a que desciende un régimen cuando a diario niega con sus actos los ideales de renovación, justicia y paz que predica. Es hora de expresar nuevamente la solidaridad con el pueblo de Cuba; bastante ha sufrido a manos de megalómanos desde que obtuvo su independencia. Ojalá pueda contestar a esta diatriba por boca de quien no sea un dictador.

Fidel Castro -como todos los que han desempeñado el poder de forma absoluta y durante un largo tiempo- tiene al pueblo en la mano, sabe lo que le conviene al pueblo, conoce lo que el pueblo quiere, contesta por el pueblo, castiga a los enemigos que él decide que lo son del pueblo. Pero ha sido -ayudado por sus enemigos exteriores- incapaz de alimentar al pueblo, darle libertad y felicidad y asegurar su futuro. También ha sido incapaz ante la clemencia.

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