Martine, de tal palo tal astilla

Sólo la hija de Jacques Delors podía hacer el milagro de recibir piropos unánimes por su labor al frente del Ministerio de Trabajo de un país con 2,8 millones de parados. Martine Aubry, de 41 años de edad, ha conseguido que incluso la oposición acepte que, con tan sólo siete meses en el cargo, ella no es responsable de esa espantosa situación. Pero lo que es más importante, a Martine Aubry le ha bastado ese corto periodo de tiempo para que todo el mundo elogie su sinceridad, su honradez y su profesionalidad.

El pasado mayo, Edith Cresson, recién nombrada primera ministra de Francia, le ...

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Sólo la hija de Jacques Delors podía hacer el milagro de recibir piropos unánimes por su labor al frente del Ministerio de Trabajo de un país con 2,8 millones de parados. Martine Aubry, de 41 años de edad, ha conseguido que incluso la oposición acepte que, con tan sólo siete meses en el cargo, ella no es responsable de esa espantosa situación. Pero lo que es más importante, a Martine Aubry le ha bastado ese corto periodo de tiempo para que todo el mundo elogie su sinceridad, su honradez y su profesionalidad.

El pasado mayo, Edith Cresson, recién nombrada primera ministra de Francia, le propuso la cartera de Trabajo. La hija de Delors estuvo a punto de decir que no, porque le provocaba muchos remordimientos la idea de abandonar la empresa multinacional para la que trabajaba. Martine pidió consejo a su padre, y éste le respondió como casi siempre: "Haz lo que dicte tu conciencia".

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Si Martine Aubry aceptó la propuesta de Cresson fue por que no se trataba de una sinecura. La hija de Delors apreciaba además a la flamante primera ministra, con la que comparte al menos una cosa: la franqueza del lenguaje. De la ministra de Trabajo se dice que habla mucho peor de la gente cuando los interesados están delante que cuando no están.

Martine Aubry es socialista, pero se sitúa a la izquierda de su padre, y es también más dogmática y autoritaria que él. Diplomada por la Escuela Nacional de Administración (ENA), casada con un contable y madre de una niña, esta mujer de pelo oscuro y ojos verdes que viste con trajes de Kenzo puede ser muy dura, mucho. Lo saben los empresarios, sindicalistas y funcionarios que tratan con ella. Pero lo aceptan porque es tal vez la mejor especialista en cuestiones laborales de Francia.

Sin embargo, lo mejor que puede decirse de Martine Aubry es que tiene humor, un humor corrosivo que brilla de modo particular cuando tiene como objetivo los poderosos o las ceremonias oficiales.

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