Maxwell cayó al agua con vida, según la autopsia

El magnate británico Robert Maxwell cayó al mar con vida, después de sufrir, en la cubierta de su yate, una cardiopatía, y falleció de congestión cardiorrespiratoria aguda. Maxwell ingirió un expectorante, por problemas respiratorios, poco antes de morir. Éstas son algunas de las principales revelaciones del informe sobre la autopsia del editor que entregó la semana pasada el Instituto Anatómico Forense de Las Palmas de Gran Canaria a la juez instructora, Isabel Oliva.Si la titular del Juzgado número 3 de Granadilla (Tenerife) asumiera la tesis de los forenses, como parece muy probable, la fam...

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El magnate británico Robert Maxwell cayó al mar con vida, después de sufrir, en la cubierta de su yate, una cardiopatía, y falleció de congestión cardiorrespiratoria aguda. Maxwell ingirió un expectorante, por problemas respiratorios, poco antes de morir. Éstas son algunas de las principales revelaciones del informe sobre la autopsia del editor que entregó la semana pasada el Instituto Anatómico Forense de Las Palmas de Gran Canaria a la juez instructora, Isabel Oliva.Si la titular del Juzgado número 3 de Granadilla (Tenerife) asumiera la tesis de los forenses, como parece muy probable, la familia Maxwell tendría un argumento de peso a su favor para cobrar los 4.000 millones de pesetas de la póliza de seguro suscrita por el malogrado multimillonario. La juez archivará previsiblemente el caso esta semana.

La hipótesis del suicidio de un Maxwell abrumado por el inminente escándalo del desmoronamiento de su imperio parece disiparse a la vista del dictamen definitivo de los forenses, sobre cuyo contenido existe un férreo secreto. La posibilidad de un envenenamiento ha sido completamente descartada por los médicos legales del Anatómico Forense.

El informe forense estima que el editor pudo morir entre las cinco y las seis de la mañana, cuando el barco se encontraba a pocas millas de Gran Canaria. Maxwell comió algún plátano en su camarote. Las cáscaras halladas en la cabina y los residuos de la fruta detectados por la autopsia así lo prueban.

El magnate sufrió una insuficiencia respiratoria (sólo tenía un pulmón útil), razón por la que decidió tomar un expectorante. Los análisis del Instituto Toxicológico de Madrid detectaron en su organismo la sustancia química difenhidramina, un fármaco descongestivo.

Maxwell se sintió indispuesto y subió a toda prisa a cubierta para tomar aire, dirigiéndose hacia popa, por estribor, a su lugar preferido del yate, donde el barco no tiene barandilla, sino una cuerda del grosor del dedo meñique. El informe forense determina que por razones circunstanciales (golpe de mar o desvanecimiento) cayó al mar bajo los efectos de una cardiopatía, que se vio agravada en el agua al intentar el magnate mantenerse a flote. Tras una corta agonía, la muerte le sobrevino por una congestión cardiorrespiratoria.

Lo que no está claro es si MaxweIl murió asfixiado por ahogamiento. El análisis de diatomeas, que sirve para detecta la presencia de algas marinas microscópicas en la sangre cuando la víctima ha respirado agua, dio resultado negativo. Aunque en opinión de los expertos, ello no es suficiente para descartar la muerte por sumersión.

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