Cartas al director

El suelo de Zaragoza

Mucho interés han suscitado los tres convenios urbanísticos suscritos por el Ayuntamiento de Zaragoza, debido a su importancia para la creación de suelo público y para el crecimiento de la ciudad hacia el Sur, desarrollando el modelo de ciudad, a nuestro juicio, más lógico y racional. Sin embargo, en el reportaje Donde la ciudad crece, publicado por EL PAÍS el pasado 21 de septiembre, se incurre en una serie de errores e imprecisiones que quisiera aclarar.La novedad de los convenios urbanísticos radica en que el Ayuntamiento de Zaragoza recibe neto, urbanizado, con todos los servicios y...

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Mucho interés han suscitado los tres convenios urbanísticos suscritos por el Ayuntamiento de Zaragoza, debido a su importancia para la creación de suelo público y para el crecimiento de la ciudad hacia el Sur, desarrollando el modelo de ciudad, a nuestro juicio, más lógico y racional. Sin embargo, en el reportaje Donde la ciudad crece, publicado por EL PAÍS el pasado 21 de septiembre, se incurre en una serie de errores e imprecisiones que quisiera aclarar.La novedad de los convenios urbanísticos radica en que el Ayuntamiento de Zaragoza recibe neto, urbanizado, con todos los servicios y sin coste alguno para sus economías, el 33% de su superficie (no el 10% como se indica). Aprobados inicialmente por la pasada corporación municipal, con una amplia mayoría, suponen la creación de una importante reserva de suelo público, industrial y urbano, que permita el desarrollo adecuado de la ciudad. Hablar de costes para las arcas municipales, de especulación o de cifras concretas es algo totalmente subjetivo: el de Val-despartera, que actualmente se debate, suscrito con el Fondo de Garantía de Depósitos (empresa pública del Banco de España y propietaria de la finca) contempla que el suelo resultante para el Ayuntamiento se dedicará íntegramente a viviendas de protección oficial (no a "viviendas unifamiliares para rentas de tipo medio-alto"), sujetas a los límites económicos que marca la ley. Los estudios de impacto ambiental y geotécnico, realizados a instancias municipales, han confirmado lo que los técnicos del Ayuntamiento ya sabían, que hay zonas de suelo mejores y peores, con las características de los que sustentan a Cuarte, María de Huerva o Calatayud, pero que en modo alguno cuestionan la viabilidad del proyecto. Por otro lado, el modelo de crecimiento urbanístico de Zaragoza no le costó a Mariano Berges, anterior concejal de Urbanismo, su candidatura a la alcaldía tras la muerte de Ramón Sainz de Varanda, ya que fue precisamente durante su gestión cuando se aprobó la recalificación de Montecanal, por cierto que con mi voto en contra dentro del grupo socialista, donde me encontraba en minoría. Las demás valoraciones que aparecen tienen color político y pertenecen al legítimo debate que en este ámbito se desarrolla.- Primer teniente de alcalde.

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