Cartas al director

Filosofia de la muerte

De nuevo se pretende imponer la ley de plazos para la ampliación del aborto. Es lamentable que en lugar de tratar de solucionar con valentía los problemas sociales que aquejan a la mujer, se insista en implantar esta filosofía de la muerte. Por lo visto, no son suficientes los niños eliminados hasta ahora por abortos provocados, que, al haberles quitado la posibilidad de nacer, jamás podrían jugar, reír, ni revitalizar nuestra sociedad.Con la llamada ley de plazos lo único que se pretende es justificar lo injustificable, haciendo que exista una especie de periodo en blanco en el que el ...

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De nuevo se pretende imponer la ley de plazos para la ampliación del aborto. Es lamentable que en lugar de tratar de solucionar con valentía los problemas sociales que aquejan a la mujer, se insista en implantar esta filosofía de la muerte. Por lo visto, no son suficientes los niños eliminados hasta ahora por abortos provocados, que, al haberles quitado la posibilidad de nacer, jamás podrían jugar, reír, ni revitalizar nuestra sociedad.Con la llamada ley de plazos lo único que se pretende es justificar lo injustificable, haciendo que exista una especie de periodo en blanco en el que el ciudadano no tiene derecho a la vida, precisamente en el momento del máximo desarrollo del ser humano.

Una vez más, parece necesario recordar que científicamente está demostrado que la vida comienza en el momento mismo de la concepción. Biólogos, genetistas, bioquímicos, ginecólogos y demás investigadores en esta materia han llegado a la conclusión de que los distintos periodos por los que pasa la persona humana, desde la fecundación hasta la muerte, no son más que etapas diferentes de un mismo proceso biológico. Precisamente hace unos meses, por demostrar documentalmente mediante microfotografías el inicio de la vida humana en el momento mismo de la concepción, el prestigioso hospital Karolinska de Estocolmo ha concedido el título de doctor de honor a Lennart Ni1sson, cuyo libro Nace un niño ha sido recientemente publicado.

Incluso los un poco torpecíllos pueden captar perfectamente la pluripotencialidad de la vida del óvulo fecundado, con tan sólo esperar nueve meses a que el niño nazca.

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Está claro que los niños en periodo de gestación son seres indefensos, que no pueden gritar, manifestarse, votar, ni tienen derecho al pataleo. Por eso se hace con ellos las barbaridades más atroces. Da la impresión de que a una mínima población de los nacidos sólo les interesa vivir bien y no morir ellos, lo demás no es cuenta suya.

Deseamos de todas formas con esta carta hacer una llamada a las autoridades competentes para que reconsideren la enorme importancia y trascendencia ética y social de la defensa de la vida. Teniendo en cuenta que la generosidad queda siempre recompensada.- .

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