Cartas al director

Para ti,

Yevtushenko. Alguien va a contestar a tu poema en un 19 de agosto.Alguien, como un cisne / de material humilde, barato, sin Mármol ni karma, / no miró la inmortalidad / ni pensó despertar conciencias desde los tanques / para glorificar cantos y baladas /que añoraban el contorno de la nación liberal.

Las víctimas de las colas vieron su bolsa de valores / en los mercados / que intentaron abrir otras revoluciones, / otras mujeres un poco más fatigadas, / quienes no han tenido ni la posibilidad de hacer cola.

Ni Pushkin ni Tolstói están contigo, / ni siquiera Malakosvki dejó -en su c...

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Yevtushenko. Alguien va a contestar a tu poema en un 19 de agosto.Alguien, como un cisne / de material humilde, barato, sin Mármol ni karma, / no miró la inmortalidad / ni pensó despertar conciencias desde los tanques / para glorificar cantos y baladas /que añoraban el contorno de la nación liberal.

Las víctimas de las colas vieron su bolsa de valores / en los mercados / que intentaron abrir otras revoluciones, / otras mujeres un poco más fatigadas, / quienes no han tenido ni la posibilidad de hacer cola.

Ni Pushkin ni Tolstói están contigo, / ni siquiera Malakosvki dejó -en su carta de despedida- / tanta lástima y podredumbre / por los errores de un sistema.

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Ha llegado tu tiempo de reloj, eternidad de lujo, / para odiar al marxismo, / demoler monumentos, / y despreciar los días / que llenaron de pan las casas de paredes de nieve que regalaba el frío. / Ha llegado tu tiempo de glorificar: / zares y popes, / dignos señores, / monumento viviente e imagen de neuronas Ellos, / que hicieron hornos de hambre en los estómagos / mientras los álamos verdes se volvían blancos / de beber tanta nieve. Ellos, / que llamaron pecado al cuerpo / e hicieron que el agua de las lágrimas / se volviera encarnada antes del año 17.

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Setenta años y ochenta y noventa son pocos años para cambiar la historia. Tú sólo eres un triste poeta / que jugó a ser liberal en su tierra, / que pudo soñar, viajar, vivir; yo, Yevtushenko / también soy poeta en un sistema libre / de juego imaginario / donde sólo mis amigos conocen / mi absurda poesía marxista. Tú / pudiste publicar con todos los rublos

de los oprimidos, / pudiste ser portavoz y minar democráticamente / en una dictadura comunísta de rabo y cuernos.

Yo también soy poeta, Yevtushenko, / y jugué a mandar mis versos / en los correos de la libertad de prensa; / pero quién va a leer palabras sin sonrisas, /

sin fuentes, sin flores, sin dioses... / Quién va a leer versos / que llenan la burla de la constitución / esperando respuesta a todos sus preceptos. /

El barrio de libertad y miseria donde vivo no tiene musas ni inspiración, su gente es sólo un tópico, inconsciente, / alejado del cristal limpio / de tanta gafa media; aquí no existe tiempo para escribir al polvo de unas gafas rotas por comunistas opacos. / Tú tienes que poner sílabas / en cristales de ciencia y odas sajarovianas; aquí / aún no hemos llegado ni a la posibilidad de investigar.

Yevtushenko: hoy, 24 de agosto, / quiero seguir siendo poeta en las enormes minorías / que siguen sin ser escuchadas; / las mayorías son para ti, para la modernidad, / para las grandes agencias de la comunicación, / para la pluralidad política / única realidad prefiada de hombres / con autoridad moral para juzgar / los errores del decimonónico y mal nacido comunismo. /

Mi poesía va a seguir sin... mientras, / tú puedes colaborar para preparar su ilegalidad democrática.-

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