Tribuna:

Larga espera

Papel y dinero han entrado en una fase de estancamiento de la que sólo les puede sacar el dato del IPC a publicar la próxima semana, aunque esa posibilidad se refiere únicamente a las reacciones extremas. Las hipótesis que barajan los inversores están centradas en torno a una oscilación al alza del 0,2%, una cifra optimista que abriría las puertas a un sinfín de movimientos en cascada. Las apuestas, sin embargo, no se hacen en firme, pues apenas se detectan compras importantes que intenten adelantarse a los acontecimientos, lo que indica que nadie tiene las cosas demasiado claras en estos mome...

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Papel y dinero han entrado en una fase de estancamiento de la que sólo les puede sacar el dato del IPC a publicar la próxima semana, aunque esa posibilidad se refiere únicamente a las reacciones extremas. Las hipótesis que barajan los inversores están centradas en torno a una oscilación al alza del 0,2%, una cifra optimista que abriría las puertas a un sinfín de movimientos en cascada. Las apuestas, sin embargo, no se hacen en firme, pues apenas se detectan compras importantes que intenten adelantarse a los acontecimientos, lo que indica que nadie tiene las cosas demasiado claras en estos momentos.Las consecuencias de una situación tan incierta son la inhibición de los inversores particulares y un mercado abierto tan solo a los ajustes de cartera lo que, en parte, justicia la ausencia de movimientos importantes en las cotizaciones y el que el índice apenas se despegue medio punto del nivel previo a la sesión.

La Bolsa de Nueva York tampoco efectúa apuestas con riesgo en tanto conozca los datos sobre el paro, lo que condujo a un cierre de la Bolsa española falto de contenido, una situación que en modo alguno escapaba a las previsiones. Al final de la sesión de ayer, el índice general se dejó llevar por la desconfianza y marcó un ligero retroceso de 27 centésimas.

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