Tribuna:

El relámpago y la luciérnaga

Francfort, la plaza financiera más sensible a los cambios en el Este, inició la recuperación técnica del día, que alcanzaba de lleno a París y Londres antes de cruzar los Pirineos. En el momento de la apertura, las bolsas españolas sabían que el desplome del lunes tenía menos onda expansiva de lo que se presumió inicialmente en los primeros espasmos de pánico moscovita. Las conductas de los principales mercados europeos pusieron a prueba su eficacia como indicadores para las plazas septentrionales del continente, que en los últimos tiempos no siguen sincrónicamente el cierre de Tokio. El gran ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Francfort, la plaza financiera más sensible a los cambios en el Este, inició la recuperación técnica del día, que alcanzaba de lleno a París y Londres antes de cruzar los Pirineos. En el momento de la apertura, las bolsas españolas sabían que el desplome del lunes tenía menos onda expansiva de lo que se presumió inicialmente en los primeros espasmos de pánico moscovita. Las conductas de los principales mercados europeos pusieron a prueba su eficacia como indicadores para las plazas septentrionales del continente, que en los últimos tiempos no siguen sincrónicamente el cierre de Tokio. El gran mercado japonés, el Kobu-to-Cho, que fue el más brillante durante los años ochenta, especialmente en la segunda mitad de la década, se ha ido convirtiendo en la más siniestra de las grandes plazas financieras, acosada por una enorme crisis de confianza.La leve recuperación de las bolsas vertió una luz tenue aunque suficiente entre los despachos. Los bolsistas captaron la rapidez del mensaje convencidos de que habían obrado sabiamente al aguantar la tormenta del día anterior intentando no confundir la rapidez fulminante del relámpago con el destello prolongado de una luciérnaga.

Archivado En