Cartas al director

Isabel la Católica, la mitad de la mitad

Existe el rumor de la pretensión de canonizar a Isabel la Católica.A ella le cupo el enorme honor de formar la nacionalidad española. Su contribución a la empresa americana dio lugar al nacimiento de 20 naciones hispánicas, legándonos ese orgullo de estirpe. Le pese a quien le pese.

Cometió, cómo no, errores de bulto como la expulsión de los judíos. Pero los hechos hay que juzgarlos en el contexto de la época en que transcurren. ¡Qué duda cabe! Ella lo hizo bien, sus errores fueron compensados sobradamente por sus aciertos y en aquellos momentos obró como era lógico y de rigor.

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Existe el rumor de la pretensión de canonizar a Isabel la Católica.A ella le cupo el enorme honor de formar la nacionalidad española. Su contribución a la empresa americana dio lugar al nacimiento de 20 naciones hispánicas, legándonos ese orgullo de estirpe. Le pese a quien le pese.

Cometió, cómo no, errores de bulto como la expulsión de los judíos. Pero los hechos hay que juzgarlos en el contexto de la época en que transcurren. ¡Qué duda cabe! Ella lo hizo bien, sus errores fueron compensados sobradamente por sus aciertos y en aquellos momentos obró como era lógico y de rigor.

Pero de santa, nada; de beata, no sabemos; carca sí que lo fue. Nuestra Isabel consiguió su trono en dudosa competencia con su parienta Juana. Guerreó contra el musulmán, como era su obligación. Desterró, castigó, expulsó e hizo cuanto fue necesario para afianzar su corona y nuestra unidad. Fue racista y se casó por conveniencia, presumiblemente sin amor, aunque posteriormente sí parece que existiese este sentimiento.

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Pero los santos no son grandes, exitosos y con mil títulos. Todo lo contrario, son humildes, pobres, no ostentan poder y suelen renunciar al mundo y sus pompas, no persiguen la grandeza de sus patrias, sí el bienestar material y espiritul de la gente, y no les importan su color, raza, ideología, cómo hablen o vistan, se pinten o amen. Son su prójimo, y como tales los tratan y aman. Por añadidura, hacen milagros, y todavía hacen más, hablan con el hermano lobo, con el hermano pájaro, visten de harapos y no se calzan para no pisar la creación de Dios y mancillarla.

Dejemos las cosas como están; a cada cual, lo suyo, y no se haga nada que nos mueva a cuestionar el santoral.-

Sevilla.

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