Decir sin decir nada

Según el profesor y lingüista Ramón Sarmiento, uno de los autores del Manual de estilo del lenguaje administrativo, del Ministerio para las Administraciones Públicas, la fuente más importante de incorrecciones en los políticos es el lenguaje administrativo. Círculo vicioso que se completa con otro tipo de lenguaje y jergas técnicas de profesionales de la economía, de la abogacía y, en general, de la justicia, así como del campo técnico-científico."No es extraño, por estas razones", señala Sarmiento, que nos encontremos con pobreza de vocabulario, sintaxis mal construida, lenguajes crípt...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Según el profesor y lingüista Ramón Sarmiento, uno de los autores del Manual de estilo del lenguaje administrativo, del Ministerio para las Administraciones Públicas, la fuente más importante de incorrecciones en los políticos es el lenguaje administrativo. Círculo vicioso que se completa con otro tipo de lenguaje y jergas técnicas de profesionales de la economía, de la abogacía y, en general, de la justicia, así como del campo técnico-científico."No es extraño, por estas razones", señala Sarmiento, que nos encontremos con pobreza de vocabulario, sintaxis mal construida, lenguajes crípticos que intentan decir sin decir o decir muchas cosas con una sola palabra, fórmulas estereotipadas, además de casos más genéricos de incorrección, como dequeísmos, dequeísmos, laísmos, loísmos y otros muchos.

Más información

Archivado En