Defensa remoza las celdas de arresto ante las denuncias del Defensor del Pueblo

El Ministerio de Defensa ha puesto en marcha un plan acelerado para remozar los establecimientos en los que los militares, principalmente soldados, cumplen los arrestos disciplinarios. Esta decisión se produjo inmediatamente después de que el Defensor del Pueblo realizara las primeras inspecciones a estos centros y comprobara el lamentable estado en que se encuentran muchos de ellos.

Ante el anuncio de este plan, el Defensor del Pueblo, Álvaro Gil-Robles, ha optado, a sugerencia del Ministerio de Defensa, por suspender, hasta el último trimestre de este año, las inspecciones previstas y...

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El Ministerio de Defensa ha puesto en marcha un plan acelerado para remozar los establecimientos en los que los militares, principalmente soldados, cumplen los arrestos disciplinarios. Esta decisión se produjo inmediatamente después de que el Defensor del Pueblo realizara las primeras inspecciones a estos centros y comprobara el lamentable estado en que se encuentran muchos de ellos.

Ante el anuncio de este plan, el Defensor del Pueblo, Álvaro Gil-Robles, ha optado, a sugerencia del Ministerio de Defensa, por suspender, hasta el último trimestre de este año, las inspecciones previstas y así poder verificar la realización de las reformas.El Defensor del Pueblo inició el pasado año una serie de inspecciones a los centros en los que los militares cumplen las sanciones disciplinarias, que pueden llegar hasta tres meses de arresto. Estas visitas eran continuación de la gira que los representantes de la institución efectuaron, en 1988 y 1989, por las prisiones militares y que originaron el cierre de muchas de ellas. Sin embargo, a diferencia de entonces, en esta ocasión las inspecciones afectaban a unidades operativas, lo que provocó inicialmente recelos entre los mandos.

La primera inspección, consecuencia de la denuncia del padre de un soldado, tuvo como objeto la base aérea de Cuatro Vientos (Madrid), donde los delegados de Gil-Robles pudieron entrevistarse con los internos, quienes denunciaron una serie de deficiencias, tanto en las condiciones de cumplimiento del arresto (carencia de actividad física o de intimidad) como en la instrucción de los procedimientos disciplinarios (falta de asistencia letrada y de otros requisitos legales). Las visitas efectuadas posteriormente a la Brigada Paracaidista y al centro disciplinario de Paterna (Valencia) permitieron confirmar que los problemas detectados en Cuatro Vientos tenían caracter general.

El propio Ministerio de Defensa admitió esta situación en un escrito remitido al Defensor del Pueblo, en el que argumentaba que la mayoría de las celdas disciplinarias están en edificios antiguos sin las necesarias condiciones de habitabilidad y anunciaba la inmediata aplicación de un programa de infraestructuara disciplinaria. Igualmente, le comunicó la revisión de las normas de régimen interior de los centros para evitar que las condiciones de vida de los arrestados queden al arbitrio de los mandos.

Visitas a unidades

Ante estos compromisos, Gil-Robles optó por suspender temporalmente las inspecciones porque, según ha declarado a EL PAÍS, "mi objetivo no es crispar los problemas, sino contribuir a resolverlos". Una de las primeras decisiones del nuevo ministro de Defensa, Julián García Vargas, fue invitar a Gil-Robles a una reunión con los miembros de la Junta de Jefes de Estado Mayor, que se realizó hace aproximadamente un mes rodeada de la mayor reserva. Durante esta reunión, que se desarrolló "con toda cordialidad y espíritu de colabración", según ambas partes, el Defensor del Pueblo explicó a los jefes militares su propósito de normalizar su intervención en las Fuerzas Armadas.Con este objetivo, Gil-Robles, a invitación del Ministerio de Defensa, se propone visitar antes del verano tres unidades militares operativas, una por cada uno de los ejércitos.

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