Tribuna:

El beneficio como culto

La bolsa vive del culto al beneficio, desenlace feliz que premia el sentido del riesgo. El beneficio como destino; ideal de vida en la confusión del mercado, descubierto como gran benefactor por los economistas neoclásicos, denostado por los marxistas (en cuanto origen de todos los males) y finalmente explicado en sus justos términos por neorricardianos y keynesianos. El beneficio, en suma, es la Finalidad que se ha convertido en premio (plusvalía) o castigo (minusvalía), en función directa de la sabiduría con que se aplican las inversiones.La práctica viene demostrando sobradamente que todo I...

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La bolsa vive del culto al beneficio, desenlace feliz que premia el sentido del riesgo. El beneficio como destino; ideal de vida en la confusión del mercado, descubierto como gran benefactor por los economistas neoclásicos, denostado por los marxistas (en cuanto origen de todos los males) y finalmente explicado en sus justos términos por neorricardianos y keynesianos. El beneficio, en suma, es la Finalidad que se ha convertido en premio (plusvalía) o castigo (minusvalía), en función directa de la sabiduría con que se aplican las inversiones.La práctica viene demostrando sobradamente que todo Intento de establecer una tesis general sobre la fijación de los precios en un mercado de acciones pasa por la realización del beneficio en el momento óptirno, y de ahí la confusión de las fuerzas concurrentes. Añadamos el principio suma cero, según el cual, en igualdad de condiciones y sin contar las apelaciones al mercado (ampliaciones de capital liberadas sin su correspondiente contrapartida), para que uno gane otro debe perder.

En una sesión como la de ayer, con el anuncio de una macrofusión bancaria atenazando los flujos de dinero, realizar no venía a cuento. Con todo, se hizo.

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