Cartas al director

El fin y los medios

Los firmantes de esta carta somos, casi en su mayoría trabajadores de la Administración, trabajadores que prestan sus servicios en bibliotecas. Los firmantes de esta carta formamos el movimiento Bibliotecarios por la Paz.Hemos llegado a nuestros puestos de trabajo por vocación, porque nos gusta ejercer en bibliotecas, porque nos parece que fomentar el hábito de lectura -y, como consecuencia, aumentar la cultura y la tolerancia de la sociedad- es una tarea apasionante.

Las bibliotecas en nuestro país -y en casi todos- son responsabilidad de la Administración, y como la Administración...

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Los firmantes de esta carta somos, casi en su mayoría trabajadores de la Administración, trabajadores que prestan sus servicios en bibliotecas. Los firmantes de esta carta formamos el movimiento Bibliotecarios por la Paz.Hemos llegado a nuestros puestos de trabajo por vocación, porque nos gusta ejercer en bibliotecas, porque nos parece que fomentar el hábito de lectura -y, como consecuencia, aumentar la cultura y la tolerancia de la sociedad- es una tarea apasionante.

Las bibliotecas en nuestro país -y en casi todos- son responsabilidad de la Administración, y como la Administración de nuestro país cada vez es más digital, algunos de nuestros puestos son de libre designación.

Algún día habrá que hacer la historia de cómo ha evolucionado la Administración pública en los últimos años en España, pero a grandes rasgos diremos para quien no esté muy enterado que cada vez hay más puestos de confianza y que incluso plazas modestas de director de una biblioteca de provincias son en muchos casos de libre designación: la autoridad competente (?) puede nombrar a quien quiera y puede quitar a quien le disguste, sin tener en cuenta la calidad de su labor profesional, pues los criterios objetivos ya son cosa de otra época.

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Nosotros, ya lo decíamos antes, somos bibliotecarios por la paz. Nos gusta nuestro trabajo y queremos hacerlo bien. Sin embargo, no nos sentimos solidarios con muchas de las decisiones que toman nuestros superiores municipales, universitarios, autonómicos o estatales. En este momento queremos decir, por si alguien quiere escucharnos, que estamos en contra de la guerra del Golfo y de la participación española en ella,que nos desagrada cómo está actuando nuestro Gobierno, que se ha perdido una ocasión histórica para demostrar que "España es diferente": un país mucho más solidario que otros, y también más pacifista, un país en el que, gracias a su gente -no desde luego a su Gobierno-, aún vale la pena apasionarse.

Ya está dicho: trabajamos para la Administración, algunos en puestos de confianza, de libre designación. Nos dejamos la piel en nuestro trabajo, pero no queremos estar en guerra. ¿También nos cesarán a nosotros? Somos unos 300...-

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