El Papa ya sólo desea que la guerra acabe cuanto antes

Juan Pablo II se ha rendido ante la guerra, y en la mañana de ayer, durante el rezo del Angelus, afirmó que ahora lo importante es "que acabe lo mas pronto posible". En la plaza de San Pedro, bajo un sol cálido de primavera, se habían reunido desde las primeras horas de la mañana varios miles de fieles que leían los periódicos con sus gigantescos titulares sobre la guerra. Se esperaba, y hasta lo habían anunciado las cadenas de radio y de televisión, que habían conectado en directo, que Juan Pablo II iba a hacer un importante discurso sobre la posición de la Santa Sede ante la explosión...

Juan Pablo II se ha rendido ante la guerra, y en la mañana de ayer, durante el rezo del Angelus, afirmó que ahora lo importante es "que acabe lo mas pronto posible". En la plaza de San Pedro, bajo un sol cálido de primavera, se habían reunido desde las primeras horas de la mañana varios miles de fieles que leían los periódicos con sus gigantescos titulares sobre la guerra. Se esperaba, y hasta lo habían anunciado las cadenas de radio y de televisión, que habían conectado en directo, que Juan Pablo II iba a hacer un importante discurso sobre la posición de la Santa Sede ante la explosión de la guerra.Pero la sorpresa fue que Juan Pablo II empezó hablando de otras cosas, como, por ejemplo, de la encíclica Rerum Novarum de León XIII. La gente no salía de su asombro. Una muchacha susurró a su padre, a quien estaba cogida por la mano: "Al Papa no le han dicho aún que ha estallado la ofensiva terrestre".

Sólo en el último momento el Papa, sin preámbulo, afirmó: "Esta sede apostólica ha hecho por su parte todo lo que estaba en sus posibilidades para evitar esta terrible guerra. Ahora ya no nos queda otra cosa que trabajar y rezar para que acabe cuanto antes y para que semejantes y dolorosas tragedias desaparezcan del horizonte de la humanidad".

En forma poética añadió que "nunca como en estas horas la guerra aparece como germen de muerte; nunca como en estos días el hombre había sido llamado a hacer prevalecer la razón sobre las pasiones; nunca como hoy los responsables de las naciones, servidores del bien común, son interpelados por la propia conciencia".