Morir de viejo y de frío en Osetia del Sur

Los vecinos cogen por las mañanas las balas que se han colado en sus casas por la noche

Unos viejos pobremente vestidos llevaban ayer a hombros una caja de madera con el cadáver de uno de sus compañeros de asilo que había muerto de frío durante la noche en Tsjinvali, la capital de Osetia del Sur. Los ancianos depositaron la caja cerca del lugar donde yacían cinco cuerpos más envueltos en sábanas, fallecidos también de frío en noches anteriores. En total, nos dijeron, son 17 los ancianos de este asilo que han muerto debido a las insoportables condiciones de vida creadas por el corte de energía eléctrica sancionado por las autoridades georgianas.

En el patio del asilo, la ni...

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Unos viejos pobremente vestidos llevaban ayer a hombros una caja de madera con el cadáver de uno de sus compañeros de asilo que había muerto de frío durante la noche en Tsjinvali, la capital de Osetia del Sur. Los ancianos depositaron la caja cerca del lugar donde yacían cinco cuerpos más envueltos en sábanas, fallecidos también de frío en noches anteriores. En total, nos dijeron, son 17 los ancianos de este asilo que han muerto debido a las insoportables condiciones de vida creadas por el corte de energía eléctrica sancionado por las autoridades georgianas.

En el patio del asilo, la nieve removida y unos carteles toscamente escritos indican los lugares donde están enterrados nueve cadáveres. Llevarles al cementerio hubiera sido imposible, porque el cementerio está fuera de la ciudad sitiada, en territorio controlado por los voluntarios armados georgianos. Por eso, quien muere ametrallado o congelado en Tsjinvali es sepultado en patios, huertos o jardines.La realidad cotidiana en esta pequeña ciudad del Cáucaso es fantasmagórica desde que las autoridades georg lanas la emprendieron en contra de las decisiones prosoviéticas de las autoridades de Osetia del Sur. Tsjinvali está totalmente a oscuras por la noche. Ráfagas de metralletas retumban intermitentemente en el aire. Vienen de las montañas vecinas, a pocos metros de la ciudad, donde están apostados los policías y los voluntarios georgianos.

Por las mañanas, los vecinos cogen las balas que se han colado en su sala de estar o se han incrustado en los muros por la noche. En la clínica local están hospitalizadas las víctimas, sin agua corriente y con la poca electricidad que permite generar un pequeño motor. Entre los hospitalizados están niños como Albert, de 11 años, al que se le sacó una bala del cuello, o Matiko Subáyeva, una anciana a la que arrancaron brutalmente la prótesis dental de oro. Los atacantes hablaban en georgiano.

Los representantes del poder soviético, por el momento, están dejando que madure este conflicto que amenaza con llevar a las armas a miles de personas, crear nuevas oleadas de refugiados e incluso implicar a la Federación Rusa, por cuanto Osetia del Sur está vinculada con Osetia del Norte por parentesco y nacionalidad.

" No tenemos prisa"

"No tenemos ninguna pris a", afirma el jefe de la unidad del Ministerio del Interior de la URSS que ha sido trasladada a la ciudad de Dzha. El mayor afirma que las tropas de su ministerio no tienen una fórmula adecuada para resolver sus tareas y que "no tenemos orden de intervenir hasta el final". El mayor nos ha mostrado los carros blindados cerca de TsJínvali. En esta ruta hay cuatro pueblos georgianos desde donde se obstaculiza el transporte de los civiles. El Ministerio del Interior facilita el paso de los convoyes de alimentos y combustibles que llegan por la rutade Osetia del Norte.

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El mayor V. P. piensa que la única posibilidad de arreglar el conflicto sería "dar una orden de adelante al Ejército". Sin embargo, matiza, el Ejército tiene miedo a actuar, dados los precedentes de Bakú o Vi1na. "No hay ningún dirigente que asuma la responsabilidad", dice este oficial, que estuvo en Tblllsl el 9 de abril de 1989. Los rumores de que el Krenilin preparaba el envío de una división de paracaidistas a Georgia no se llegaron a confirmar, opina V. P., porque Moscú temía una provocación. El número de muertos en los conflictos de Osetia del Sur, incluidas las zonas rurales, puede ser de unos 200, señala el mayor, aunque oficialmente la cifra es de 20.

Los grupos armados georgianos que penetraron en TsJinvall el-6 de enero se retiraron el 26 a las afueras de la ciudad, donde hay un puesto fronterizoque marca la división entre osetios y -georgianos. En Tsjinvali, el contingente de las tropas del Interior, instalado en una residencia de excursionistas, tiene suficientes carros de combate para patrullar por las noches y también para mantener una guardia en el puesto fronterizo. Esta corresponsal, con dos via-' jeros más, recorrió a pie el kilómetro de distancia que va desde Tsjinvall hasta lafrontera, porque ningún osetio se atrevió a acompanarnos por la tierra de nadie.

Durante su permanencia en el interior de la ciudad, los invasores georgianos destrozaron los archivos del Ministerio del Interior local (pero no los del KGB). La Fiscalía de la URSS se inhibe hoy ante la situación. El fiscal municipal, Dmitri Ju gáyev, pidió el 22 de enero al fiscal general de la URSS que le mandara un grupo especial de jueces de instrucción. Hasta ahora, la Fiscalía del Estado no ha enviado a nadie. Y desde Moscú nadie ha dicho nada en público contra la detención del presidente del Sóviet de Osetia del Sur, Tarez Kolumumbé kov, arrestado en Tbilisi, cuan do fue a parlamentar.

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