Delicias se ha convertido en el itinerario más 'castigado' por las manifestaciones

Los comerciantes del paseo de las Delicias, itinerario usual de casi todas las manifestaciones que se desarrollan en Madrid, seq uejan de los actos vandálicos de que son objeto sus locales por parte de los manifestantes. Desde enero de 1990 hasta el día 4 de febrero de 1991 han pasado por esta calle, cercana a la estación de Atocha, 20 marchas, y en todas ellas ha habido incidentes, según datos facilitados por la Delegación del Gobierno.

"Ya no sabemos qué hacer", afirma con Impotencia un grupo de comerciantes de la zona. "¿Es que no hay más calles en Madrid?", se lamenta Isabel, de 65 ...

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Los comerciantes del paseo de las Delicias, itinerario usual de casi todas las manifestaciones que se desarrollan en Madrid, seq uejan de los actos vandálicos de que son objeto sus locales por parte de los manifestantes. Desde enero de 1990 hasta el día 4 de febrero de 1991 han pasado por esta calle, cercana a la estación de Atocha, 20 marchas, y en todas ellas ha habido incidentes, según datos facilitados por la Delegación del Gobierno.

"Ya no sabemos qué hacer", afirma con Impotencia un grupo de comerciantes de la zona. "¿Es que no hay más calles en Madrid?", se lamenta Isabel, de 65 años, dueña de un quiosco de chucherías ubicado en el paseo de las Delicias. "Vamos a pedir que cambien el nombre a la calle y que le pongan paseo de las Manifestaciones ", ironiza encorajinado Evaristo Huertas, propietario de la firma Calzados Huertas, otra de las afectadas por las reiteradas acciones de protesta.Sólo en lo que va de año, tres manifestaciones han discurrido por el paseo de las Delicias, todas ellas promovidas por los sindicatos de estudiantes y en favor de la paz. En las tres se han producido incidentes; los más graves en la marcha que se celebró el pasado 15 de enero en protesta por la guerra del Golfo. Al llegar los manifestantes al paseo de las Delicias, un grupo incontrolado de personas, que llevaba el rostro oculto con pasamontañas, destrozó coches, lunas, semáforos y cabinas telefónicas. La policía cargó varias veces.

Isabel, la dueña del quiosco de chucherías, teme especialmete las acciones de los encapuchados. No es la primera vez que se han subido al reducido techo de su negocio. Isabel no pudo evitar el día 15 que le temblaran las piernas: vio cómo unos desaprensivos, encapuchados y amparados en el tumulto de una manifestación, hacían trizas los cristales de una marquesina de autobús y las lunas de dos entidades bancarias.

"También volcaban y rompían coches", evoca Isabel, temerosa y escarmentada ya de las indelebles secuelas que dejan tras de sí las frecuentes manifestaciones que pasan delante de su quiosco.

Semáforos y adoquines

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La Delegación del Gobierno suele aceptar, en un 95% de los casos, los itinerarios que fijan los manifestantes, argumenta un portavoz de la Delegación del Gobierno. "SI hay destrozos en la calle por una manifestación anterior, lo normal es aconsejar una calle próxima", asegura. El paseo de las Delicias fue escenario de 17 manifestaciones violentas en 1990. Taxistas, sindicatos, estudiantes, ganaderos y agricultores expresaron sus reivindicaciones en esta calle.

"Cada dos por tres tenemos un lío. Ya soy mayor y no tengo otros ingresos, ¿sabe usted?", comenta apenada Isabel. "Me parece bien que la gente se manifieste, pero que lo haga como Dios manda; a los estudiantes les temo mucho, son los más agresivos", apostilla. La mayoría de los comerciantes, por precaución, baja las persianas de sus locales a medida que la manifestación se acerca.

Las sucursales que poseen el Banco de Bilbao, el de Fomento y el de Sabadell en este paseo sufrieron con especial virulencia las iras de los encapuchados el 15 de enero. "Destrozaron todas las lunas. Utilizaban trozos de semáforos y adoquines para golpear los cristales", afirma uno de los operarios del Banco de Bilbao.

El paseo de las Delicias es, además, una de las vías públicas más pintarrajeadas del centro de Madrid. "Convenio de la Banca, ya", reza una pintada. "Nuestra fachada es de un material que dificulta mucho la limpieza de pintadas", asegura el citado operarlo del Bilbao. Y añade: "En aquella manifestación (en la que se reivindicaba un nuevo convenio para los empleados de banca) también tuvimos problemas".

El propietario de otro local comercial, que prefiere omitir su nombre, afirma: "Con Franco no pasaba esto: no había manifestaciones. Ahora las permiten, sin tener en cuenta el daño que a los que nos conformamos con lo que tenemos y no hacemos daño a nadie".

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