Tribuna:

En el casino de Beirut

En las exploraciones tradicionales del análisis técnico no entran las variables de la política internacional, y aparentemente no es necesario porque los gráficos de evolución ya consideran la deflación general que se ha producido desde el pasado agosto. El aliciente de los mercados de acciones hoy por hoy está precisamente en saber en qué momento, partiendo de estos bajos precios, la inversión decidirá tomas de posición serias al compás siempre de la sinfonía internacional de las grandes potencias presentes en el Golfo.El precio del barril de petróleo ha dejado de ser una incógnita tras los co...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

En las exploraciones tradicionales del análisis técnico no entran las variables de la política internacional, y aparentemente no es necesario porque los gráficos de evolución ya consideran la deflación general que se ha producido desde el pasado agosto. El aliciente de los mercados de acciones hoy por hoy está precisamente en saber en qué momento, partiendo de estos bajos precios, la inversión decidirá tomas de posición serias al compás siempre de la sinfonía internacional de las grandes potencias presentes en el Golfo.El precio del barril de petróleo ha dejado de ser una incógnita tras los comunicados de la Agencia Internacional de la Energía, y los mercados entran en una línea de templanza que puede tener efectos parecidos a los de la crisis de Suez en 1956, con una tercera gran guerra pendiente del Canal -ahora es el Golfo-. Entonces, los excedentes del petróleo hicieron del Líbano la Suiza del Mashreq (levante árabe), cuyo mundano oropel fue el casino de Beirut. El desaparecido Intrabanc libanés, soportado con los depósitos del rey Faysal de Arabia, llegó a sostener el coste de una guerra civil de casi 30 años. Ahora, Fahd, el heredero de la corona, ha remitido sus fondos directamente al Tesoro norteamericano.

Archivado En