GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

Bonn critica las consignas pacifistas contra EE UU

El Gobierno de Bonn intenta compensar el efecto logrado por el movimiento pacifista y la oposición socialdemócrata (SPD), que reunieron el sábado en la pequeña capital federal a más de 200.000 manifestantes contra la guerra. El ministro de Hacienda, Theo Waigel, aseguró que "el tono y las pancartas antiestadounidenses hacen un flaco servicio al país y dan la impresión de una Alemania atemorizada que no ayuda a sus amigos".

Las últimas encuestas indican que la sociedad alemana está dividida, exactamente por la mitad, entre quienes creen que la guerra está justificada y quienes piensan lo...

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El Gobierno de Bonn intenta compensar el efecto logrado por el movimiento pacifista y la oposición socialdemócrata (SPD), que reunieron el sábado en la pequeña capital federal a más de 200.000 manifestantes contra la guerra. El ministro de Hacienda, Theo Waigel, aseguró que "el tono y las pancartas antiestadounidenses hacen un flaco servicio al país y dan la impresión de una Alemania atemorizada que no ayuda a sus amigos".

Las últimas encuestas indican que la sociedad alemana está dividida, exactamente por la mitad, entre quienes creen que la guerra está justificada y quienes piensan lo contrario.En la sede central socialdemócrata, la Ollenhauerhaus de Bonn, ya empiezan a oírse voces que especulan con que si la guerra del Golfo hubiera estallado en noviembre, el SPD aliado con los Verdes habría ganado las elecciones. La victoria en Hessen, tres días después de que estallara el conflicto, y la ola pacifista que recorre Alemania y a la que el partido se ha lanzado de lleno, es lo que les lleva a esta conclusión.

Poco importa que los dos últimos cancilleres socialdemócratas, el mítico Willy Brandt y el desplazado Helmut Schmidt, hayan mostrado públicamente su disconformidad con las tácticas del partido. Ni siquiera el derrotado Oskar Lafontaine ni el presidente in péctore Björn Enholm parecen estar totalmente de acuerdo. Pero las bases del partido, encabezadas por el presidente saliente, Hans Joachim Vogel, que dejará su puesto a Engholm en primavera, se han lanzado de lleno a la ola pacifista.

Lo curioso del caso es que el movimiento pacifista no parece tener claros sus objetivos. Organiza manifestaciones ante las bases norteamericanas y británicas, denuncia a las empresas que vendieron material bélico al régimen de Sadam Husein, pero se olvida de lo que realmente está haciendo el Gobierno de Bonn. Porque, paradójicamente, lo cierto es que, aparte de no enviar tropas, la contribución de Bonn al esfuerzo bélico aliado es de primera magnitud.

El jueves pasado, sin que pareciera venir a cuento, el Gobierno hizo público un curioso comunicado el que negaba que la Bundeswehr, el Ejército alemán, se estuviera quedando sin municiones para defenderse. Fue precisamente esta nota la que puso en evidencia el rumor y el malestar de ciertos sectores militares que se quejaban de que estaban, literalmente, siendo desarmados. Municiones, blindados, vehículos y toda clase de material militar están siendo enviados al Golfo. Si a esto se añade la ayuda económica, que en estos momentos supera ya los 5.000 millones de marcos, y se cree que, por lo menos, duplicará esta cifra, se llega a la conclusión de que, menos soldados, Alemania está proporcionando todo lo que tiene.

Pero, para su desgracia Kohl no puede pregonarlo, por lo que Bonn se está haciendo vulnerable a un auténtico chantaje que últimamente ejercen al alimón Turquía y Estados Unidos. Fuentes diplomáticas comentaban irónicamente que cada mañana, el embajador turco llega a la cancillería con una nueva lista de pedidos y que al salir se cruza con Vernon Walters, su colega norteamericano, que viene a asegurarse que las peticiones serán satisfechas.

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