Londres pone límites a los periodistas en el Golfo

El Ministerio de Defensa británico ha definido los límites informativos que no deberán traspasar los enviados especiales al Golfo una vez estallen las hostilidades, pero los responsables de periódicos y emisoras de radio y televisión están más preocupados por conseguir permisos adicionales para enviar más periodistas a la zona. En secreto confían en que las protestas de los norteamericanos por las limitaciones del Pentágono y la gran cobertura informativa de la guerra acabarán por socavar el secretismo de la Administración británica.

Un cirujano plástico se lamentaba ayer mismo de que e...

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El Ministerio de Defensa británico ha definido los límites informativos que no deberán traspasar los enviados especiales al Golfo una vez estallen las hostilidades, pero los responsables de periódicos y emisoras de radio y televisión están más preocupados por conseguir permisos adicionales para enviar más periodistas a la zona. En secreto confían en que las protestas de los norteamericanos por las limitaciones del Pentágono y la gran cobertura informativa de la guerra acabarán por socavar el secretismo de la Administración británica.

Un cirujano plástico se lamentaba ayer mismo de que el secreto mantenido por las autoridades británicas sobre las armas químicas que puedan tener los iraquíes reduce las posibilidades de atender adecuadamente a los soldados atacados por ellas.Defensa ha emitido una serie de directrices para los periodistas en la zona y para los responsables de los medios informativos en las islas, basadas en un Libro Verde elaborado tras las lecciones aprendidas en la guerra de las Malvinas, cuando la severidad de las restricciones informativas colocó a la prensa y al ministerio casi en trincheras enfrentadas.

Los corresponsales de guerra en la línea del frente del Golfo, que irán siempre acompañados por un oficial, "deben obedecer órdenes militares y respetar las normas sobre el terreno", advierte el ministerio.

Los límites informativos están claramente definidos y los periodistas no podrán informar sobre operaciones en marcha o previstas para el futuro, ni sobre la composición, situación y logística de las unidades, del mismo modo que habrán de reservarse los movimientos de tropas y las tácticas y técnicas empleadas.

Tampoco serán autorizados a revelar el número de soldados, barcos, aviones, carros de combate, piezas de artillería y aprovisionamientos en el Golfo ni podrán identificar instalaciones militares o revelar la capacidad operativa de las unidades. Las informaciones sobre el número de bajas propias también estarán muy limitadas y no se autorizarán noticias sobre pérdidas, daños o ataques sufridos por buques o aviones. No se publicarán fotos identificables de víctimas mortales no reconocidas oficialmente, ni las unidades a que pertenecían ni el área en que perecieron. Las crónicas serán censuradas sobre el terreno por funcionarlos de Defensa para evitar filtraciones indeseadas, y los reporteros también deberán solicitar autorización para informar sobre las actividades del enemigo. El objetivo último es impedir informaciones que puedan dañar las posibilidades de éxito aliadas o que den credibilidad a la propaganda enemiga.

Los redactores jefes de internacional que han discutido las medidas con responsables de Defensa dicen aceptarlas a regañadientes y uno de ellos indica que tienen un valor relativo porque el grueso de la información procederá de Washington. El límite informativo que dicho periodista se impone es el de no exponer la vida de los soldados ni revelar secretos militares. La máxima concesión que está dispuesto a hacer es retrasar la publicación de algún dato. "Hay que buscar el difícil equilibrio entre informar lo máximo posible sin poner en peligro la vida de nuestra propia gente", dice.

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