Tribuna:

Homilías

La Conferencia Episcopal ha sacado una homilía, que en esta ocasión han decidido llamar documento, para meterse con el Gobierno. Creo que la Conferencia Episcopal es un grupo de obispos que se reúne con alguna periodicidad para hablar de las cosas de la vida. Por lo visto, en este documento se lamentan de la escasez de valores espirituales. Llevan razón, hay escasez de valores, y como estalle la guerra en el Golfo la recesión va a alcanzarles también a ellos, como cuando el 23-F. A mí no me parece mal que los obispos se reúnan de vez en cuando y saquen docurnentos sobre el uso del preservativo...

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La Conferencia Episcopal ha sacado una homilía, que en esta ocasión han decidido llamar documento, para meterse con el Gobierno. Creo que la Conferencia Episcopal es un grupo de obispos que se reúne con alguna periodicidad para hablar de las cosas de la vida. Por lo visto, en este documento se lamentan de la escasez de valores espirituales. Llevan razón, hay escasez de valores, y como estalle la guerra en el Golfo la recesión va a alcanzarles también a ellos, como cuando el 23-F. A mí no me parece mal que los obispos se reúnan de vez en cuando y saquen docurnentos sobre el uso del preservativo o sobre las posturas más adecuadas para hacer el amor sin concupiscencia, que es el colmo de la perversidad; lo que me disgusta es que se sustituya la palabra homilía por la palabra documento, con lo bonita que es la primera y lo fea que resulta la segunda. Parece mentira, toda la vida intentando enseñarnos la diferencia entre libertad y libertinaje y ahora resulta que ellos no ven la diferencia entre palabra y palabreja. Tampoco distinguen muy bien entre forro y forraje. El forro es una cubierta con que se reviste la parte exterior o interior de una cosa (por ejemplo, el preservativo), mientras que el forraje es la hierba que se da al ganado para su alimentación; cuando se trata de un alimento espiritual, se le puede llamar homilía, nunca documento.Acabo de enterarme de que el jefe de la Conferencia Episcopal quiere ver al presidente del Gobierno desde hace seis meses. O sea, que monseñor está disgustado y para vengarse ha sacado este documento-homilía. Eso está muy feo, monseñor. A todos los que nos hemos educado en colegios de curas, aunque seamos pecadores, nos gusta escuchar de vez en cuando la voz de la Iglesia en cuestiones que atañen a la vida cotidiana. Pero tampoco hay que confundir lo público con lo íntimo. Si se trata de una pelea de novios, arréglenlo en privado.

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