Masa, un jefe con padrinos

Rafael Masa González, el guardia civil en activo de mayor rango condenado por el caso Linaza, no es un jefe cualquiera. En momentos clave de su carrera ha gozado de la protección de los responsables del Ministerio del Interior. Ni él ni sus ocho compañeros de banquillo serán expulsados del cuerpo hasta que el Tribunal Supremo ratifique la sentencia. Masa continuará en su destino de asesor en la lucha contra el narcotráfico en Bolivia, según ha confirmado un portavoz de Interior.

El teniente coronel Masa nació en La Línea de la Concepción (Cádiz) hace 48 años, está casado y ti...

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Rafael Masa González, el guardia civil en activo de mayor rango condenado por el caso Linaza, no es un jefe cualquiera. En momentos clave de su carrera ha gozado de la protección de los responsables del Ministerio del Interior. Ni él ni sus ocho compañeros de banquillo serán expulsados del cuerpo hasta que el Tribunal Supremo ratifique la sentencia. Masa continuará en su destino de asesor en la lucha contra el narcotráfico en Bolivia, según ha confirmado un portavoz de Interior.

El teniente coronel Masa nació en La Línea de la Concepción (Cádiz) hace 48 años, está casado y tiene cinco hijos. En 1984 abandonó Bilbao, donde ocupaba la jefatura del Servicio de Información. Su traslado a Madrid no fue casual. Le apadrinaron para auparle al ministerio Julián San Cristóbal, director general de la Policía, y Francisco Alvarez Sánchez, jefe del Gabinete de Operaciones Especiales y acusado en varias ocasiones de ser el cerebro de los GAL. Ambos procedían, como él, de Bilbao.

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El comandante se incorporó a las órdenes de Álvarez al Gabinete de Información. Según ha declarado, trabajó en el seguimiento y control de los presos de ETA predispuestos a la reinserción social. Las cosas comenzaron a complicarse para él cuando la Audiencia de Bilbao le procesó en enero de 1988 por prevaricación en el caso Linaza.

Los jueces franceses investígaban entretanto la procedencia de algunas pistolas empleadas por los GAL. El armamento, de fabricación alemana, lo había adquirido Masa en noviembre de 1984 en Creaciones Rosell, de Andorra, según declaró uno de los propietarios. Los hermanos Rosell se desdijeron luego, como ha ocurrido con más testigos en otros sumarios sobre los GAL. El juez francés Cristian Lauque interrogó en mayo pasado a Masa, que negó todas las acusaciones.

Al oficial de la Guardia Civil le ha salpicado también el sumario sobre el asesinato del líder independentista Santiago Brouard, en el que ha debido declarar dos veces.

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