Cartas al director

Unamuno y Ferrer

En EL PAÍS correspondiente al pasado 9 se publica un interesante artículo del historiador Carlos Seco Serrano que lleva por título ¿De nuevo el mito Ferrer? y que trata de la polémica figura de Francisco Ferrer y Guardia.Como en el referido artículo se expone la opinión de Miguel de Unamuno sobre el caso, que parece contradecir su conocida posición contra todo lo que representara jurisdicción especial y juicios sumarísimos, quisiera hacer una pequeña puntualización al respecto.

Sí, es verdad que Unamuno condenó a Ferrer en los términos que recoge el artículo del señor Seco Serran...

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En EL PAÍS correspondiente al pasado 9 se publica un interesante artículo del historiador Carlos Seco Serrano que lleva por título ¿De nuevo el mito Ferrer? y que trata de la polémica figura de Francisco Ferrer y Guardia.Como en el referido artículo se expone la opinión de Miguel de Unamuno sobre el caso, que parece contradecir su conocida posición contra todo lo que representara jurisdicción especial y juicios sumarísimos, quisiera hacer una pequeña puntualización al respecto.

Sí, es verdad que Unamuno condenó a Ferrer en los términos que recoge el artículo del señor Seco Serrano, pero no es menos cierto que supo rectificar, aunque fuera transcurridos ocho años de aquellos sucesos. En efecto, en un artículo titulado Confesión de culpa, publicado el 7 de diciembre de 1917 en el periódico El Día, de Madrid, reconoce su error en los siguientes términos:

"Mis lectores me permitirán que descargue mi conciencia de una culpa que sobre ella pesa hace ya ocho años" (M. de Unamuno, Obras completas, tomo X, página 393, Afrodisio Aguado).

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Y después de unas consideraciones en las que se mostraba contrario a los tribunales militares, añadía: "No quise enterarme si a Ferrer, a aquel Ferrer cuya obra tanto me repugnaba y sigue repugnándome, se le condenó injusta e ilegalmente...".

Finalmente, tras hacer alusión al caso Dreyfuss, terminaba con estas hermosas palabras: "Sí, hace años pequé y pequé gravemente contra la santidad de la justicia. El inquisidor que llevamos todos los españoles dentro me hizo ponerme al lado de un tribunal inquisitorial, de un tribunal que juzgó por motivos secretos -y siempre injustos- y buscó luego sofismas con que cohonestarlo".

Le agradecería que publicara esta pequeña nota, habida cuenta de que, en definitiva, Unamuno terminó aliándose con los que consideraron y consideramos que Ferrer fue el Dreyfuss español.- Ramón Carbajosa.

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