Cartas al director

Alarmismo infundado

El científico soviético Budyko se atrevió en Ginebra a contradecir el alarmismo creado por la corriente oficial científica y ecológica en torno al aumento del CO2 atmosférico. ¡Qué alegría leer por fin en la prensa algo positivo con respecto al efecto invernadero! (EL PAÍS, 3 de noviembre).Ya en 1978, en un largo artículo publicado en Climatic Change, presentaba Budyko una gráfica en la que se muestra cómo el CO2 ha sido casi a lo largo de toda la historia de la vida vegetal y animal de este planeta mucho más abundante que en la actualidad. Cuando más lujuriante ha sido la...

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El científico soviético Budyko se atrevió en Ginebra a contradecir el alarmismo creado por la corriente oficial científica y ecológica en torno al aumento del CO2 atmosférico. ¡Qué alegría leer por fin en la prensa algo positivo con respecto al efecto invernadero! (EL PAÍS, 3 de noviembre).Ya en 1978, en un largo artículo publicado en Climatic Change, presentaba Budyko una gráfica en la que se muestra cómo el CO2 ha sido casi a lo largo de toda la historia de la vida vegetal y animal de este planeta mucho más abundante que en la actualidad. Cuando más lujuriante ha sido la biomasa terrestre, a principios del periodo llamado precisamente carbonífero, la concentración de CO2 en la atmósfera era 10 veces superior a la de hoy, las temperaturas más elevadas y las lluvias más copiosas.

La existencia de hielo permanente en los polos, en invierno y en verano, tal y como ahora ocurre, es en la escala de la vida terrícola un desgraciado y raro episodio. En realidad, no hemos salido todavía de uno de esos infrecuentes periodos glaciales. Vivimos en un interglacial, pero mucho más frío de lo que ha sido normal en la historia de la vida.

Por tanto, ya que la Tierra se comporta como un organismo en equilibrio dinámico, es posible que lo vivo de este planeta esté agradecido al factor humano de calentárselo de nuevo un poco, si es que de verdad eso está ocurriendo. Por otra parte, utilizando además un elemento esencialmente natural, de siempre, el CO2. Ese gas que espiramos 13 veces por minuto... para ser y en tanto somos... (que diría el poeta).-

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