Cartas al director

Solicitud por Cándido

El doctor Pangloss está muy preocupado por Cándido. ¿Qué tiene ese chico en el oído, que ni oye ni, por tanto, entiende lo que se le dice? Pangloss le señala que hoy políticos e intelectuales no discuten la aceptación de la economía de mercado, sino sólo el modo más pertinente de administrarla; Cándido contesta que no le vengan con loas al capitalismo americano ni con legitimaciones del hambre africana. Pangloss le enumera los retos actuales que plantea la posibilidad de un orden mundial, desaflos que ya no hay más remedio que afrontar porque los ilusorios bárbaros de lo otro no vendrán...

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El doctor Pangloss está muy preocupado por Cándido. ¿Qué tiene ese chico en el oído, que ni oye ni, por tanto, entiende lo que se le dice? Pangloss le señala que hoy políticos e intelectuales no discuten la aceptación de la economía de mercado, sino sólo el modo más pertinente de administrarla; Cándido contesta que no le vengan con loas al capitalismo americano ni con legitimaciones del hambre africana. Pangloss le enumera los retos actuales que plantea la posibilidad de un orden mundial, desaflos que ya no hay más remedio que afrontar porque los ilusorios bárbaros de lo otro no vendrán para salvarnos; Cándido se enfada porque cree oír que éste es el mejor de los mundos y recuerda severamente que aún sigue la explotación del pobre por el rico, etcétera. El diagnóstico del doctor Pangloss es que si Cándido quiere ladrarle a él y no a la Luna, antes deberá desembarazarse los oídos del cerumen que se los bloquea. Pero si Cándido no pretende sólo ladrar, sino también morder... ¡ah, entonces la cosa se complica! No le quedará otro remedio que que quitarse el bozal.

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