Cartas al director

Les gustan con coche

La carta Sugerente, no; denigrante, publicada en EL PAÍS el pasado 30 de septiembre, despertó en mí ciertas reflexiones.La autora, indignada, llegó a conceder que la palabra "móntela", que aparecía en el anuncio objeto de su queja, podría no tener un doble sentido. Lo tiene. Ni soy publicista ni tengo interés alguno en la empresa autora del anuncio, pero todos sabemos que la publicidad maneja los comportamientos sociales de los destinatarios del anuncio, y parece obvio que este anuncio se basa en una asociación de ideas.

Tal asociación no hubiera sido posible de tener otros hábit...

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La carta Sugerente, no; denigrante, publicada en EL PAÍS el pasado 30 de septiembre, despertó en mí ciertas reflexiones.La autora, indignada, llegó a conceder que la palabra "móntela", que aparecía en el anuncio objeto de su queja, podría no tener un doble sentido. Lo tiene. Ni soy publicista ni tengo interés alguno en la empresa autora del anuncio, pero todos sabemos que la publicidad maneja los comportamientos sociales de los destinatarios del anuncio, y parece obvio que este anuncio se basa en una asociación de ideas.

Tal asociación no hubiera sido posible de tener otros hábitos sociales. ¿Que a qué quiero llegar? A esto: para ser respetado hay que darse a respetar.

En esta sociedad, el "culto al tener" ha trascendido a todo. Es innegable que la mujer moderna los prefiere vestidos de marca, con solvencia económica y, esto es imprescindible, con un potente automóvil. Si esto no existiera, este anuncio, denigrante para las honrosas excepciones a la regla general, no hubiera sido posible. Pero mientras tener un bonito coche sea igual a tener una bonita chica, y hoy lo es, esto seguirá.

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Pueden ahora pensar que soy un machista y un retrógrado recalcitrante. Sería una opinión. Me tengo por un joven liberal y progresista; de hecho, sólo tengo 18 años, y a esta tierna edad escribir esto es triste. Y si lo escribo es por haberlo visto. Aún más triste, ¿no?-

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