El Vaticano y la Fiat, entusiasmados con Occhetto

Achille Ocehetto se despertó ayer entre algunas críticas e ironías por el cambio de nombre y símbolo del histórico PCI. Pese a todo, tuvo que sentirse feliz cuando recibió los fervientes aplausos del Vaticano y de La Stampa, de Turín, el diario de Fiat. El Vaticano habló por voz del secretario de Estado, el cardenal Agostino Casaroli, la segunda personalidad de la Santa Sede, después del papa Juan Pablo II. En el momento en que Occhetto anunciaba el nuevo nombre y el símbolo del partido comunista, el cardenal estaba en una iglesia de Roma con el presidente de la República, Francesco Cossi...

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Achille Ocehetto se despertó ayer entre algunas críticas e ironías por el cambio de nombre y símbolo del histórico PCI. Pese a todo, tuvo que sentirse feliz cuando recibió los fervientes aplausos del Vaticano y de La Stampa, de Turín, el diario de Fiat. El Vaticano habló por voz del secretario de Estado, el cardenal Agostino Casaroli, la segunda personalidad de la Santa Sede, después del papa Juan Pablo II. En el momento en que Occhetto anunciaba el nuevo nombre y el símbolo del partido comunista, el cardenal estaba en una iglesia de Roma con el presidente de la República, Francesco Cossiga, y con el jefe del Gobierno, Giulio Andreotti.Casaroli, con la finura que siempre ha caracterizado al más hábil diplomático de la Santa Sede desde tiempos de. Pablo VI, pronunció una frase que a Occhetto y a sus seguidores habrá sonado a música celestial. Casaroli, tras decir que "todo lo que significa un cambio en sentido positivo hay que saludarlo con satisfacción", añadió: "Todo lo que es fruto de una maduración, tiene más probabilídades de ser sólido, mientras que lo que nace de repente corre el riesgo de ser sólo una llamarada". Con ello, a la vez que arremetía contra quienes llmaron "lento" a, Occhetto en sus decisiones, daba un puyazo a Bettino Craxi, que decidió por su cuenta y riesgo cambiar el nombre y la estructura de su partido, el socialista.Por su parte, La Stampa, que publicó las palabras de Casaroli a toda página, publicó también un editorial del famoso filósofo Gianni Vattimo, poco sospechoso de comunismo, que alababa a Occhetto por la idea del nuevo nombre, afirmando que, despojados de sus valores absolutos, tanto la democracia como el concepto de izquierdas son las dos ideas más preñadas de futuro. Primero, porque la democracia será siempre imperfecta y deberá defenderse contra los embates del poder y contra las resistencias a lo nuevo, y porque la izquierda, "liberada de su dimensión metafísica", será el punto de partida "de todos los desheredados de la situación existente". Y expuso un concepto de "nuevo proletariado" muy interesante. Según el filósofo italiano, hoy somos proletarios todos los que, aún sin haber sido desposeídos de la propiedad y poseyendo dinero, "hemos sido, sin embargo, despojados de la calidad de la vida", y puso un ejemplo: "Muchos de nosotros", explicó, "tienen dinero para ir a comer a un restaurante o para ir de vacaciones, pero después se ven constreñidos a comer en sitios sin higiene, en ciudades inhabitables, en playas contaminadas". Y concluyó que hay una diferencia entre la "democracia de izquierdas" que propone Occhetto, que mira por la "calidad de la vida", y la de derechas, a la que sólo interesa "conservar el orden democrático y la distribución del poder".

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