Tribuna:

Palánganas

No se ha hecho esperar. Si en el pasado había que meterse en la OTAN para convertirla en la Unicef, ahora hay que ir al golfo Pérsico, no tanto para acosar al führer Sadam Husein como para marcar estrechamente a los norteamericanos, no les vaya a quedar el suficiente mar como para navegar a sus anchas. Siempre que se produce un acontecimiento que repugna a la razón de la izquierda y viola su lógica, se recurre al aval integrador de que es mejor tocar mierda para controlar una porción, que no dejar el universo de la mierda en las exclusivas manos de la reacción. Estamos ante la sustancia, el ol...

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No se ha hecho esperar. Si en el pasado había que meterse en la OTAN para convertirla en la Unicef, ahora hay que ir al golfo Pérsico, no tanto para acosar al führer Sadam Husein como para marcar estrechamente a los norteamericanos, no les vaya a quedar el suficiente mar como para navegar a sus anchas. Siempre que se produce un acontecimiento que repugna a la razón de la izquierda y viola su lógica, se recurre al aval integrador de que es mejor tocar mierda para controlar una porción, que no dejar el universo de la mierda en las exclusivas manos de la reacción. Estamos ante la sustancia, el olor y el color del crepúsculo de las ideologías.La flota del Imperio del Bien aguarda la llegada de las corbetas y de las fragatas de la segunda internacional con una cierta sonrisa de chulo de playa: "Serás mío". Y al chulo aún le queda un reojo dirigido a Gorbachov: "¿Cuánto cuesta tu silencio o tu complicidad?". En la inevitable gran liquidación fin de temporada del imperio estalinista, la tesis del imperialismo económico moderno defendiendo el desorden internacional que legitima su orden también está en almoneda. Si el imperialismo ha muerto, ¡viva el Gobierno mundial! Un Gobierno mundial en el que Estados Unidos se reserva la presidencia y las carteras de Defensa, Economía, Gobernación y Asuntos Extcriores, mientras los demás se reparten las palanganas, que sobre la mar pueden producir la impresión óptica de si serán corbetas o si serán fragatas.

Entre los sueños de nuestra generación, ¿no figuraba el del poder? Quizá sí, pero sin duda lo soñábamos de otra manera, y aún no se sabe, afortunadamente, si un poder no falsificador sería mejor poder. Otras utopías están vencidas. Pero aún queda la esperanza de que se pueda gobernar sin mentirnos y sin mentir. Alguien debería informar a estos chicos sobre la causa de, esa progresiva oscuridad de sus manos.

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