El regreso imposible

Salman lo tuvo muy claro. En el mismo momento en que se dio cuenta del apoyo popular jordano a Irak hizo las maletas, retiró su dinero del banco y cogió el primer avión para Egipto. A esas horas, el Gobierno de El Cairo ya encabezaba el bloque árabe que condena con rotundidad la invasión de Kuwait. Hasta ese momento, Salman, kuwaití de 24 años, estudiaba comercio en Ammán y tenía una medio novia palestina. Hoy se pregunta sobre su futuro y reprime sus gastos, consciente de que sus fondos tienen un límite. De alcanzarlo, tendrá que recurrir de nuevo a su Embajada."Nada más llegar aquí me fui a ...

Salman lo tuvo muy claro. En el mismo momento en que se dio cuenta del apoyo popular jordano a Irak hizo las maletas, retiró su dinero del banco y cogió el primer avión para Egipto. A esas horas, el Gobierno de El Cairo ya encabezaba el bloque árabe que condena con rotundidad la invasión de Kuwait. Hasta ese momento, Salman, kuwaití de 24 años, estudiaba comercio en Ammán y tenía una medio novia palestina. Hoy se pregunta sobre su futuro y reprime sus gastos, consciente de que sus fondos tienen un límite. De alcanzarlo, tendrá que recurrir de nuevo a su Embajada."Nada más llegar aquí me fui a la Embajada de Kuwait", relata a EL PAÍS. Allí le ofrecieron alojamiento y ayuda económica. "Rechacé la residencia porque aún dispongo de dólares y me apetece estar solo, así pueden dar esa plaza a alguien que la necesite más", explica Salman. El joven aceptó, sin embargo, el dinero para alargar un poco más sus recursos. En total, 140 libras semanales (unas 5.000 pesetas), que cualquier ciudadano kuwaití que se encuentre en Egipto tiene derecho a percibir. "La cifra se incrementa en el caso de familias y en función del número de miembros".

Medidas similares han sido adoptadas por las representaciones diplomáticas kuwaitíes en todo el mundo.

Pasaporte verde en mano, varias decenas de kuwaitíes se amontonan en el patio de la Embajada. Las características túnicas blancas del traje nacional alternan con ropas horteras de corte occidental compradas en las tiendas cairotas. El personal de la legación no da abasto. "Algunos kuwaitíes están ayudando de forma voluntaria en la tarea", explica, a esta corresponsal uno de los presentes que parece conocer bien el sistema de ayuda puesto en marcha.

Una vez comprobada la nacionalidad del solicitante, se le estampa el pasaporte y se le da una tarjeta donde se irán anotando, como en una cuenta bancaria, los pagos semanales. Fuentes diplomáticas aseguran que, en principio, disponen de medios para mantener esta asistencia durante seis meses. Además, las embajadas de todos los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), a excepción de Omán, facilitan de forma gratuita a los kuwaitíes billetes de avión para que puedan trasladarse a Arabia Saudí o a cualquiera de los otros países de ese grupo (Qatar, Bahrein o los Emiratos Árabes Unidos).

Egipto, por su parte, ha puesto 1.000 viviendas a disposición de los kuwaitíes que lo han elegido como destino. De esta forma, el Ministerio de la Vivienda intenta ayudar a resolver el problema de estos visitantes, a los que los hoteles de lujo han puesto en la calle de la noche a la mañana.

Este servicio de asistencia puesto en marcha por las representaciones diplomáticas kuwaitíes adquiere especial relevancia en El Cairo. La capital egipcia alberga en la actualidad a algo más del 10% del total de la población autóctona kuwaití (estimada en unas 700.000 personas).

Hasta un 50% de la población de Kuwait, o incluso más, puede estar fuera del país. Agosto es uno de los meses más calurosos y muchos kuwaitíes toman sus vacaciones para viajar a El Cairo, Marbella o Londres.